XVII. La realidad me golpea, duele mucho, 1/10.

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—Bueno, espero no volverte a ver, cobarde.

Le sonrío suavemente, no me importa si le puedo sacar información. Mi orgullo es más grande.

—Lo mismo digo, soberbia de mierda.

Me da una sonrisa igual a la que le estoy mostrando, tendiendo su mano para que yo la sacuda. Sujeto su mano con la mía y la apreté fuertemente, veo como una rápida mueca de dolor aparece en su rostro.

—También eres un soberbio, Calvin. Cuando hay bastantes personas aquí que pueden superarte en habilidad.

Nuestras miradas se unen, ninguno de los dos quiere dar su brazo a torcer en esta batalla.

—Nadie es tan poderoso como yo, Laura. Y, al menos mi habilidad no me hace perder el control. No me vuelve un monstruo.

Apretando mi agarre aún más, trago un cúmulo de saliva y empiezo a sentir un sabor metálico en ella. Mordiendo mi labio inferior con uno de mis colmillos.

—Creo que este es el fin de nuestra conversación.— Suelto mi agarre y doy media vuelta sobre mis talones. Nuestra conversación se realizó fuera de la casa Vold.

Mi cuerpo es elevado hasta llegar al marco de la única ventana abierta, le doy una mirada rápida al chico Ørnus quien me da una mirada seria. Respiro profundamente y escalo la ventana con sumo cuidado, intentando no hacer ruido.

Unos pasos fuera me indican que Calvin se retiró hacia su hogar, dejo de pensar en él y abro la puerta del baño, encaminándome al pasillo. Mi camino es bloqueado por tres sombras de ojos rojos.

Mierda.

—Hueles a Ørnus.— Miguel se acerca a mi, una expresión de disgusto en su rostro. Kim y Elinor observandome con unos ojos interrogatorios, como si supieran lo que hice esta noche.

—Cada vez suenan más como un perro.— Él frunce el ceño y camina rápidamente a su habitación, se puede escuchar como revuelve sus armario con fuerza y velocidad.

—Calvin? Thimoteo?.

Elinor me pregunta incriminatoria mente, que piensan que hice?

—Colette?.— Kim termina de decir, inclinándose sobre la pared del pasillo.

—No mencionaste a Iris.

—Ella nos agrada, además que ocupa un perfume cítrico y tu hueles a desodorante de hombre.—Dice él mismo mientras cruza sus brazos a la altura de sus costillas.

Por un momento pensé en responder, "Y tu como sabes a qué huele el desodorante de hombre?"

Si, no soy muy brillante.

A mis espaldas, Miguel se me acerca a paso rápido. Al estar a unos centímetros de mi empieza a rociarme con algo. Doy media vuelta con mis talones y veo como sostiene una lata de desodorante, empapándome con el.

—Que- — Mi frase es interrumpida con un fuerte gas dirigido a mi cara.— Mierda! Mis ojos imbécil!— cubro estos con mis manos mientras intento alejarme, tambaleándome al no ver por donde voy, el ardor volviendo mi ojos llorosos.

—Miguel qué te pasa!

Percibo el arrepentimiento de él al ya no sentir el gas dirigido hacia mi, un jadeo escapa de su boca mientras que escucho como se intenta hacercar

Al tambalearse un poco más atrás siento como mi sentido de la dirección se distorsiona, mi cerebro marcándose al intentar descifrar a que direccion estaba caminando, o en que direccion mi cuerpo se encontraba ahora mismo. Ahogado escapa de mi garganta al chocar con un material, y luego con otro, y otro. Siempre cambiando mi posición. En un momento estoy de espaldas, otro de cabeza, otro de culo.

Vold: Resurrection #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora