Capítulo 11: Demasiado lejos

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Día 523:
Querido Diario... Sé que ha pasado un solo día desde el aislamiento, pero créeme que es insufrible estar encerrada 24/7. Ya veo porque algunos prisioneros se volvían locos o se golpeaban las cabezas en sus celdas como en las películas. Carl me contó sobre lo que estuvo haciendo afuera de la prisión. Pues resulta que salió de aventuras con Hershel. Algo que definitivamente no debería haber hecho porque 1. Estamos en cuarentena y 2. Porque Hershel también entró en contacto con las víctimas del gripe. Me suplicó que no se lo contara a papá ya que no quiere exponer su curioso trasero ni el de Hershel. Yo como la increíble hermana gemela que soy, no le conté a papá. Sí, pues el vino con un bolso lleno de provisiones para los que estábamos en el bloque. Me preguntó por Judith y por Carl. Simplemente les dije que estaba bien y que no tuve que recurrir a nada. No le conté sobre la situación que me ocurrió ayer... ya sabes la bandera de Japón o Andrés (como lo llama Beth). Es mi padre, pero siento que no es el momento más adecuado del mundo para contarle. Me despedí de él y me dirigí con las provisiones hasta el salón de lectura. Cuando llegué mi hermano me miró con preocupación y me pregunto si de casualidad le conté a papá sobre lo de su escapada. Le dije que no, por el momento, pero él le tendrá que contar sí o sí. Él a regañadientes acepto y luego me comenzó a darme una charla sobre como los adultos no nos deberían de mantenernos alejados de los peligros del mundo exterior ya que prácticamente hemos crecido o sabemos cómo lidiar con él. Al principio te conté como se sentía estar encerrada todo el tiempo... y en eso mi hermano tiene algo de razón. Técnicamente ya sabemos cómo matar caminantes ¿Qué puede ser más peligroso que eso?... oh ya lo recuerdo... y quisiera no haberme acordado. Pero, en fin, tiene razón al decir que no deberíamos estar al margen de lo que sucede afuera. El único punto en contra es que tampoco tenemos que estar tan expuestos y en eso papá tiene razón. Pero, en resumen, Carl me pidió ayudar para insistirle a papá que saliéramos del confinamiento. Yo sin pensarlo dos veces acepte... solo por el hecho de que no soporto estar en el mismo metro cuadrado que Lizzie. Aunque al parecer no fue necesario ir a hablar con él ya que, al anochecer, escuchamos disparos de las afueras del bloque. Papá nos fue a buscar para pedir ayuda. Carl y yo nos miramos con complicidad y fue ahí que nos dimos cuenta de que no era necesario insistir tanto. Nos llevó hasta el patio de la prisión para apoyar las rejas que estaban a punto de caerse con unas maderas. Después del todo no era algo tan peligroso... bueno hasta el punto en el que uno de los palos se rompió con la fuerza de los caminantes, tan así que boto la reja. Papá nos gritó que corriéramos. Tuve tantos nervios ya que de un momento a otro veía que papá se chocaba con algún caminante. Lo bueno es que alcanzamos a encerrarnos en una torre. Salimos por el otro lado, pero los caminantes seguían empecinados en seguirnos. Papá sugirió la idea de colocar un autobús como valla. Yo le pregunte si eso resistiría. Al parecer entiendo que no y nos llevó hasta donde están las armas y las municiones. Los tres sacamos fúsiles y antes de comenzar a dispararles, papá nos dio a Carl y a mí una lección express de como cargar el arma. Con el fusil cargado, comenzamos a dispararles a los caminantes que se nos acercaban. No sentía estos nervios desde la vez que el Gobernador nos atacó por sorpresa en la prisión. Seguro se me irán quitando con el paso del tiempo ya que puede que esta no sea la última vez que me enfrente a un montón de caminantes. El trabajo quedo terminado y créeme que esto me dejo más agotada que las clases que solía tener de deportes. Nunca pensé que matar caminantes sería algo agotador, pero a la vez desestresante. Al rato, llegaron Daryl, Michonne, Tyreese y Bob (que si no sabes quién es, es un señor que era médico del ejercito). Estos habían salido a conseguir unos suministros médicos para los enfermos de la gripe. Espero que todos logren sanarse y puedan salir adelante. Hemos perdido demasiada gente como para ya sabes... no soportaría otra masacre de esas magnitudes, pero sé que esta no será la primera ni la última.

El Diario de Charlotte: Una historia de The Walking Dead || Volumen 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora