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El anochecer se hizo presente, el aire frío se colaba por una ventana abierta haciendo que mi piel se enchinara, no podía creer que estuviera ahí, con el cálido cuerpo de Ursula encima de mi, su respiración tan calmada en mi cuello que ondeaba como las olas del mar, la veía y la veía tantas veces como podía, quería grabar bien esa imagen suya en mi mente...

Tomarle miles de fotos con mis ojos y guardarlas en mis memorias más preciadas, eso, era lo único que podía desear en ese momento, tan de fantasía e irreal, pero estaba ahí, eso no era un sueño ni meta imaginación, lo que había pasado era real y aún podía sentir esa pasión nadando en pequeños átomos por el aire.

A pesar de que sabía bien que como una persona famosa o al menos como una figura pública, hay una imagen que se debe cuidar, se debe mantener cierto respeto, pero eso me importo poco cuando comencé a quitarle la camisa y besarla tan apasionadamente, deje de pensar que pudo haber paparazzis que nos vieran entrar así... Pero joder, ¿ellos nunca follan? La verdad es que, nada de eso me importaba, sólo quería seguir sintiendo su piel suave como la seda, que me envolvía en el perfume natural de su ser, era un olor peculiar, a Romero y Manzanilla, muy herbal, pero me encantaba que inundara mi nariz con cada profundo suspiro que a su vez también inundaba mis pulmones con su aroma, todo era perfecto.

Eran como las 8:30 PM cuando Ursula por fin despertó, creí que no querría recordar nada de lo que pasó, pero cuando despertó, sólo suspiro profundamente y volvió a colocar su cabeza en mi pecho, en ese momento me sentí demasiado feliz, si mi felicidad hubiera podido ser expresada de forma sonora, habría inundado cada pared de la habitación con un poderoso rugido de amor... O al menos así me sentía yo... Eso era en serio amor?

!Acción! - Ursula Corberó y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora