María entró a la habitación del mayor con la bandeja en manos, YoonGi veía al vacío, eso preocupó a la menor. Poniendo su mejor, cara fingió una sonrisa para así no hacer sentir peor a YoonGi. Agarró una mesita para comer en la cama y se la puso a él para que comiese su desayuno. La chica dejó su comida en la bandeja y la puso en su regazo, sentándose junto a él...

— En esta mesa le hice el desayuno cuando estaba enfermo... — murmuró YoonGi con un tono melancólico, con la vista todavía viendo al vacío, recordando esos momentos pequeños que más adoraba con el menor.

— Bien, no quiero que te pongas así. ¿Quieres desahogarte? Pasaremos este día juntos, ¿quieres ahogar tus penas? Vamos por alcohol. — dijo María ofreciéndole una sonrisa sincera, queriendo reconfortarlo, aun sintiendo que se moría por dentro, el mayor suspiró.

— Si... voy a necesitar algo de alcohol. — dijo YoonGi viendo su comida, la voz le sonaba a punto de quebrarse, daba ganas de llorar de solo escucharlo así.

— Bien, vamos a ver una película en lo que comemos algo y más en la tarde iremos a comprar todo para ahogar nuestras penas, ¿sí? — dijo María, sujetando su cara entre sus manos y viéndolo a los ojos, el mayor asintió.

Pasaron las horas y los demás decidieron distraerse un poco, para ir a caminar afuera a un parque al que no va mucha gente y el cual es, la mayoría de las veces, su pequeño escape del estrés laboral. María salió de la habitación, junto a YoonGi, preocupada al escuchar a su amada dar un par de gritos. Buscándola por toda la casa, María fue a buscar al segundo piso y YoonGi buscó en la habitación de Melissa. Entró al baño de la habitación y se encontró a su amado besándole el cuello a la chica, quien solo era cubierta por una toalla. La imagen le dolió, una cosa era verlo besarse con ella, que bien pudo haber sido causado por la chica o algún malentendido, pero era muy distinto verlo a él intentando hacerle el amor. La pareja lo vieron con pánico, ser capturados por el daba una sensación de culpabilidad horrible. YoonGi solamente cerró la puerta y volvió a buscar a María, quien seguía preocupada por el bienestar de Melissa...

— ¿No estaba en la habitación? — preguntó Maria con la voz agitada por estar buscando a la joven.

— No, ¿arriba tampoco? — mintió YoonGi, no quería ver a María herida, aun teniendo que callarse aquella escena para sí mismo.

— ¡Estoy tan preocupada! ¿Y si se cayó? ¿O se golpeó? ¿O algún animal del patio la asustó? — María enlistaba los posibles causantes de aquellos gritos, siendo a la vez y sin intención, algo paranoica.

— ¿Y si revisamos el patio? — aconsejó YoonGi dándole un masaje rápido en los hombros, tratando de calmarla.

— Tienes razón, vamos. — dijo María llevando a YoonGi de la mano hasta el patio, encontrándose con el lugar vacío y sin señales de haber sido visitado ese día.

— Y.... ¿qué tal la cocina? — propuso YoonGi y María, al pensarlo un poco, salió corriendo en dirección a la cocina.

María entró a la cocina y vio a Melissa buscando de comer, suspiró aliviada y se le abalanzó en un abrazo, sorprendiéndola...

— ¿Qué pasó? — cuestionó Melissa riendo nerviosamente, era un cambio de humor demasiado repentino comparado a lo desilusionada que estaba en la mañana.

— Es que escuché un grito y creí que te había pasado algo. — explicó María, separándose lentamente y con pena de aquel abrazo.

— No, estoy bien. Además, ¿que podría pasarme estando en casa? — dijo Melissa, todavía algo nerviosa, no sabía que los habían escuchado y eso podría complicarlo todo.

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