Capítulo 4

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Antes de nada, quiero dedicar este capítulo a i52733 por apoyar los primeros capítulos de la historia, comentar y votar.

¡Me encantan tus comentarios! No sabes cuanto me he reído con ellos.

Muerte a cojinazos.

Atenea Hidalgo:

No sé qué hago con mi vida.

¿Sabes ese "ni viy i bibir" que solté?

Completamente falso.

Ahora mismo me encuentro tumbada en la cama con las ganas de vivir entre cero y nada y queriendo leer pero sabiendo que si me pongo a hacerlo el dolor de cabeza se multiplicará por mil.

Miro la hora en el móvil y...

Son las seis de la mañana.

Y es domingo.

¿Quién demonios se despierta a las seis de la mañana en un domingo?

Eso digo yo conciencia, eso digo yo.

Total, estoy con una resaca monumental, un domingo despierta a las seis de la mañana. ¿Qué hacer en una situación como esta?

Molestar a la gente.

Acertaste mi querida conciencia.

Me levanto y me dirijo a la ducha, la verdad es que tengo menos ganas de vivir que normalmente pero... todo sea por molestar a la gente.

Después de estar más tiempo del que me gustaría admitir bajo el agua de la ducha salgo y me visto, opté por un atuendo con el que me puedan encontrar muerta y piensen <<pero mira que buen gusto tenía esta chica, que pena que la mataran a golpes con un cojín por ir a molestar a la gente un domingo a las siete de la mañana>>. Porque sí, estaba bastante segura de que me iban a matar a base de cojinazos, y sí, ya eran las siete menos cuarto.

Parece que alguien ha tardado bastante en ducharse y vestirse.

Je, je.

Salgo de casa pocos minutos más tarde y me dirijo al piso donde viven los cash con mis hermanos.

¡Mentirosa! ¡Han pasado veinte minutos!

No hacía falta decir eso, además, es una táctica para que no sea tan pronto y me maten a base de menos cojinazos.

Ya.

Caminé hasta llegar a su piso y saqué la llave que tomé prestada sin pedir a Ares. Abrí la puerta y entré, pero ahora la verdadera pregunta.

¿Qué piso era?

Siempre he odiado la costumbre que tienen los Cash de acostarse con una distinta cada noche y luego no hacerle ni caso, pero ahora... casi que se lo agradezco.

Veo salir a una chica rubia teñida —llevando nada más que un sujetador y unos minúsculos shorts— de una casa.

Bingo.

—Perdón, ¿esta es la casa de los Cash e Hidalgos? —debo de parecer una acosadora de primera, Raquel estaría orgullosa de mí.

—Em... —se la ve insegura, no debe de saber qué contestar, si es que yo tampoco le diría donde viven los hermanos de dos de las familias más importantes de la universidad a cualquiera —no lo sé, yo...

—Mira, es que soy la hermana de los Hidalgo, me llamo Atenea, y vivo ahí enfrente, mira hasta tengo las llaves, sólo que no sé qué puerta es. Y a ver, podría ir metiendo la llave en cada cerradura, pero la gente creería que soy un ladrón. ¿Sabes? —aún me miraba con duda —mira, si quieres te enseño una foto de los siete.

Fake News - Aegan CashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora