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Sarah golpeó la puerta del estudio unas 3 veces, esperando respuestas del otro lado para poder adentrarse.
Habían pasado horas en las que Tiffany no paraba de escribir y grabar voces, sonidos y lo que fuese interesante para agregarlo al álbum. Estaba entrando en un bloqueo y eso la estaba preocupando demasiado, debía salir y despejarse como siempre lo había hecho con sus álbumes anteriores.
── ¡Pasa! ──
La mujer entró y cerró la puerta tras ella con sumo cuidado para no molestar con el ruido. Tiffany se quitó sus auriculares para luego salir de la cabina de grabación con una expresión cansada. Ambas se sentaron en el sillón, quedando frente a frente. Una sola mirada le bastó a Sarah para saber lo que le pasaba a la joven.
── Un bloqueo, ¿verdad? ── Preguntó divertida haciendo reir a Tiffany. ── Es lógico, mi niña. Llevas grabando tú sola ya una semana completa. ── Colocó un mechón de pelo detrás de la oreja de la rubia, en forma cariñosa.
Una semana había pasado desde su primer encuentro con Måneskin y durante ese tiempo Tiffany no dejó de trabajar para lograr consolidar sus ideas. También compartió mensajes con ellos, volviéndose muchos más cercanos y conociendo mejor a cada uno, sobre todo a Damiano con quién se mensajeaba desde que se levantaba hasta que iba a dormirse.
── Una salida al exterior no me vendría mal para recuperar la inspiración. ── Susurró tratando de no estresarse.
── ¡Genial! ── Exclamó feliz Sarah. ── Veré de hacer una reservación en algún lugar tranquilo. ── Habló a la vez que buscaba desde su teléfono.
── Sarita... ── Tiffany la miró con pena.
── Quieres salir por tu cuenta, ¿verdad? ── La rubia asintió con su cabeza. ── Te entiendo, no te preocupes. ── El teléfono de Tiffany vibró, captando la atención de ambas. ── ¿El italiano? ── Era el apodo que Sarah le había puesto a Damiano.
