Capitulo 04.

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Después de su encuentro con aquella mesera, y decidir los lugares de encuentro para obtener la información, Milo y Camus caminaron a la biblioteca, pues iban a buscar algunos libros que les fueron pedidos por la peliverde.

El aguamarina iba bastante callado, pensando en aquella pesadilla, en la conversación y esa mujer.

Milo lo observaba de reojo, preocupado por su actitud. Lo que no le dijo en la cafetería fue que él tuvo un sueño bastante corto, un sueño donde vivió la conversación de tres personas.

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— Disculpe, señor Acrab. —Dijo un joven aguamarina, quien asomaba su cabeza por una gran puerta.

— ¡Sadalsuud! ¡Llegaste! —Le contestó un joven de cabellera iris y sonrisa de oreja a oreja.

— No le puedo fallar, mi señor. —Entra y cierra la puerta detrás de él.

— Oye... No me digas señor, hablemos de tú. ¿Está bien?

— Mi padre...

— Tu padre no lo sabrá. Sabes que conmigo estás a salvo, ¿Recuerdas la placa que te entregué?

— Si... Siempre la llevo conmigo tal y como me dijiste —Señala su hombro.

— Eso significa bastante para mi, esa placa te cuidará de cualquier hechizo maligno. —Se acerca a él y le toma una mano.

— No lo entiendo. —Lo mira a los ojos— ¿Porqué te interesa cuidarme?

— Porqué te amo, Sadalsuud. Y quiero que cuando cumplamos dieciocho te cases conmigo. —Le toma la mejilla con su mano libre— Nuestros padres no se equivocaron, nacimos para estar unidos.

El mencionado solamente abrió la boca para contestar pero no articuló palabra, pues el de azules verdosos lo pegó a él y le dio un beso. Uno que fue correspondido suavemente y con cariño.

Hubieran seguido, pero se separaron gracias a la joven de cabellera violeta que abrió las puertas de golpe. Su rostro demostraba puro enfado y apuntó al aguamarina.

— ¡Nunca lograrás casarte con él, Sadalsuud! —Se acerca al mencionado— ¡Sus padres están equi...

— ¡¡CÁLLATE!! —Exclamo el de cabellera iris, haciendo dar un saltito a los dos presentes— No tienes NADA qué hacer aquí, bruja.

— ¡¿Porqué lo defiendes?! —Se cruza de brazos. Su voz antes de enfado ahora era puro reproche.

— Porque él es la persona con la que quiero casarme. Nuestros caminos están unidos y que tu abuelo llegue de un dia a otro diciendo que tu eres la elegida solo es algo tuyo, maldita bruja.

— Pero...

— ¡¡NUNCA ME CASARÉ CON UNA BRUJA!!

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Al llegar a la biblioteca se dirigieron a los géneros de ocultismo, tomaron algunos libros y se sentaron enfrente de una mesa alejada de los demás.

— Milo... —Lo llamó Camus a los minutos de que ambos empezaran a leer.

— ¿Umm? —Lo mira.

— Encontré información sobre la mansión. —Le entrega el libro.

Milo lo tomó en un completo silencio, leyendo lo que venía siendo el nombre, dueño y historia de la mansión.

— La Mansión Kido. —Mira a su amigo— Habitada por una persona maldita y tres personas más. La bruja Saori Kido, su hermana mayor Shaina, la menor Shoko, y su abuelo, quien le regaló la mansión.

Malevolent Aventure. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora