El Torcecuello

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Triste mar de lamentos,
pues desconozco razón de existir.
Siento en la cara vientos
más no el pecho latir.
¿Cuánto más para dejar de vivir?

Mi psique es un babel,
pues ninguno ha logrado comprender.
Mi cuerpo de papel,
con fuego suele arder
y con el tiempo, me echado a perder.

Me siento tan cansado,
mi dicción entra a la piel y desangra.
Me siento defraudado,
mi mente me denigra
mientras mi cuello dice que peligra.

Me pierdo con el tiempo
y un roñoso abrazo siento por el cuello.
Llorar es pasatiempo,
el dolor es tan bello
pues en una silla soy un torcecuello.

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