Una de las cosas que más le gustaba hacer a Rubí en su tiempo libre era caminar por los prados aledaños cuando hacía buen tiempo.
Paseaba entre la maleza y los pequeños bultos de tierra que aparecían con la humedad. Buscaba un lugar cómodo en la sombra y pasaba horas sentada tejiendo, escuchando música o simplemente tirada en el pasto.
Cortó margaritas en el camino y las fue uniendo a un listón verde mientras esquivaba las zarzamoras, dirigiéndose hacia donde estaba sentada Maca, concentrada en una cosa entre sus manos.
Se acercó sigilosa, se sentó frente a ella y estiró las margaritas para llamar su atención.
—Te hice un ramito de flores. —le dijo, ladeando la cabeza con delicadeza hacia un lado— Y una cinta con tu color favorito.
Maca se detuvo, mostrando la sorpresa y la alegría en su rostro. Sabía que le gustaba mucho las margaritas, que le traían recuerdos bonitos y lo comprobó con la enorme sonrisa que le regaló.
Tomó el ramo sin dejar de sonreír y con una leve inclinación le dio un besito en los labios.
—Que eres linda, mi amor, gracias.
Contempló las flores una por una, como si no fueran ya todas iguales y luego las dejó en su regazo para tenerlas a la vista.
Aseguradas las flores, Maca continuó entonces con su trabajo entre manos; tomó un lápiz y un origami que había hecho en el camino.
—¿Cuánto te falta?
—Este es el último.
—A ver, déjame ver. —intentó quitárselo, pero Maca fue más rápida.
—Espera po, todavía no termino.
—Pensé que ya los habíai escrito todos. No cambiaste ninguno, ¿verdad?
—No, no, es que me olvidé anotar el último nomás.
Anoche, después de que Rubí terminara de quitarle los restos de pasto invisible a Maca en el pelo, se sentaron en la sala a decidir qué querían hacer el resto de los días. Tenían muchas ideas, pero poco tiempo para hacerlas.
Se pusieron de acuerdo en quedarse hoy en el prado, pero no tenían claro dónde ir mañana y a Maca se le había ocurrido hacer el origami para elegir un panorama al azar, así que seleccionaron 8 ideas de las 20 que tenían.
—Maca, dime que no anotaste mi idea de escalar árboles.
—¿Por qué no?
—¡Porque era broma! ¿Cómo vamos a escalar árboles? ¿Qué somos, monos?
—Muy tarde ya lo anoté. —canturreó, ganándose un rodeo de ojos— Yapo, no pongai esa cara, mejor dime un número del 1 al 10.
—6.
Maca contó en voz alta, abrió y cerró el origami hasta llegar al número 6.
—Elige un color.
Rubí echó un vistazo a los colores, que más bien estaban escritos; morado, celeste, rojo y amarillo. No le costó nada decidirse.
—Rojo.
Maca abrió el papelito y la miró.
—Uy, nos tocó el más difícil.
—¿Qué dice? —quiso saber.
—Cine.
Rubí fue la que eligió esa opción de todas las que tenían sobre la mesa, porque siempre era la terminaban descartando. El problema con el cine era que no tenían uno en el pueblo y el más cercano estaba a 1 hora y media del campo.
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Quédate conmigo - Rubirena
RomanceSe conocieron de pequeñas y se volvieron inseparables, hasta que la vida decidió darles una dura prueba. Portada hecha por wakeme-upj.