SIETE

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Podría apostar mi herencia entera a que se trataba del hermano de Agatha que  había muerto.

Después de que terminara la película decidí ver otra, y al final ella despertó abruptamente con unos cuantos  cabellos pegados a la cara. Y con los ojos cerrados, me preguntó por la hora. Se pone de pie para tomar sus medicamentos.

Me despedí al ver que ya estaba estalle y fui a recoger a Emi de la casa de mi tía.

La mañana del lunes parecía ser bastante tranquila. Era como si mi vecina de al lado no estuviese. Le mandé un mensaje de texto para ver si me respondía, a los segundos me respondió: "Estamos bien" por lo que me tranquilicé y apresuré a Emi para que saliéramos a tiempo para irnos junto con Agatha y Scott.

Parecía coincidencia,  pero ambos salimos al mismo tiempo del departamento.  

Las miradas de Emily y Scott se encontraron y era inevitable que  corrieran a abrazarse. Agatha y yo sonreímos al verlos reunirse nuevamente. 

Una vez fuera del edificio nos encaminamos a la escuela de los niños. Estábamos por llegar cuando veo que Agatha estornuda, segundos después Emily estornuda y me pongo a su estatura para limpiarle la nariz.

—Qué chistoso— sonríe —también suelo estornudar por las mañanas— 

—Podría ser un leve resfriado— respondo despreocupado.

Los llevamos a la entrada y vemos cómo entran tomados de la mano. Ver que Emily tenía un buen amigo hacía que me dieran ganas de llorar. Me giro para ver a Agatha con una cara burlona diciendo: —¿Primera vez?—

Volteo hacia otra parte, evitando su mirar y le respondo en voz baja —cállate...—

Tras algunas bromas sobre mis sentimientos en el camino, llegamos a la librería donde nos dispusimos a preparar todo en el local para abrir de acuerdo a la hora indicada.

Como no  había casi nadie, ella me enseñó a hacer las bebidas que había en el menú (ya que a parte de ser librería era mitad café-internet) 

Nos divertimos bastante tonteando con la crema batida hasta que llegó el punto en que la regamos toda y nos patinamos, cayendo de sentón al piso. Deseé detener ese momento, donde me divertía con mi desconocida y muy divertida vecina. Le empecé a tomar cariño bastante rápido y lo sentía como si ya hubieran pasado 3 otoños.

Cuando le tendí la mano para que se levantara, casi se tropieza al pararse, por lo que terminó estampando su cara en mi hombro y yo terminé todo ruborizado.  Mientras ella se apartaba con tranquilidad, toda sonriente, yo en cambio quería morir ahí. 

—¿eh?— se acerca a mi rostro que había cubierto con mis manos —¿tas bien?— trataba de quitarme las manos de la cara a la fuerza, pero se detuvo ya que vio que estaba el chico de la otra vez viéndonos con asco.

—Llego tarde a mi turno y los encuentro jugando a ser novios, qué vulgar— dice mientras pasa por nuestro lado para ir a dejar sus cosas en la bodega.

—Oye, ¿qué te pasa?— responde Agatha molesta, con un tono juguetón —el que juguemos a ser novios en tu ausencia, a tí no te importa— termina de decir al mismo tiempo que me toma de la cintura para pegarme a ella. Morí.

—Sí, claro, dile eso al jefe  que viene a hacer una revisión de cómo va el lugar— le contesta ya algo  lejos de nosotros.

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⏰ Última actualización: Sep 10 ⏰

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