UNO

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He vivido una vida totalmente despreocupado hasta el día en el que me enteré que sería padre.

Al inicio estaba aterrado, ya que era bastante joven como para ser padre y mi pasado no era bastante agradable para saber qué decirle a esa diminuta persona que pronto tendría en mis brazos.

No puedo decir mucho de mi infancia ya que papá siempre andaba trabajando y mamá cuidaba de mí. Cosa que me hizo cerrado a la hora de querer tener una conversación con algún compañero de clase.

En la secundaria es donde pasé algo que de verdad podría llamarse infierno; ser rechazado por la chica más popular de la peor forma posible.
Debido a que en ese entonces era extremadamente tímido como para confesarme en público, decidí enviarle un mensaje de texto vía Facebook. Ella sólo había dejado en visto el mensaje y bloqueó su cuenta de la mía, por lo que pensé que dedujo que el mensaje venía de algún pervertido o algo así. De igual forma no esperaba su aceptación, pero aquella "bromita", no tenía perdón.

Ella, junto con sus amigas, editaron e imprimieron unas fotografías que había subido a mis redes sociales, las pegaron por toda la escuela y lo que decía en el contenido, era:

"Se busca novia/o para este pobre chico desesperado."

Por si fuera poco, cambiaron mi cuerpo por el de un stripper y aparte de añadir mi número telefónico, agregaron el de la casa de mis padres.

¿Qué les pasa a las chicas? Digo, Dios, con haberme bloqueado bastaba. Ni siquiera la había acosado o hecho algo malo.

"¿Porqué tienen que ser tan crueles?"

Esa pregunta no ha salido de mi cabeza desde ese entonces.
No tenía buen físico, pero tampoco contaba con sobrepeso. Digamos que era un palo andante; las facciones de mi cara igualmente no eran las mejores gracias al acné. Agradezco mucho a los instructores de los gimnasios y a los dermatólogos, ya que sin ellos no habría mejorado en mi apariencia.
Obviamente nos cambiamos de residencia, ya que mis padres estaban fúricos por el incidente. Terminamos demandando a las muchachas por robo de identidad y acoso cibernético.
La justicia no dudó en ejercer su deber.

Para finales del verano gané algo de masa muscular y mi cara estaba totalmente limpia de cualquier imperfección, si no fuera porque surgieron unas ojeras grises bajos mis ojos, que me dieron una apariencia misteriosa. Sumando a eso, el estrés y ansiedad que ocasionó el ir y venir de la corte, atender la escuela e ir al gimnasio ocasionó que mi cabello quedase blanco en su totalidad.
¿Qué esperaban? Uno no se puede de el lujo de ser atractivo y tener malas calificaciones.

El nerviosismo rodeaba mis entrañas cuando llegó el primer día de preparatoria.
Todos me miraban de pies a cabeza mientras recorría los pasillos de la escuela. Tuve que bajar la mirada en varias ocasiones porque los novios de las chicas que me veían, cruzaban sus ojos con los míos, amenazándome en caso de bajarles la novia.

Nunca entendí y jamás entenderé cómo es posible que digan que una persona "les pertenece" cuando somos nosotros mismos a quien en realidad pertenecemos. Lo digo enserio; si van a tener una relación seria, primero quiérance tantito antes de cometer alguna tontería.

En fin, para el almuerzo logré juntarme con un grupo de chicos, los cuales pertenencían al club de jardinería. Como ya sabrán, tenía bastante tiempo libre de pequeño, así que ayudaba a mamá con su jardín y terminé amando todo lo relacionado a la jardinería.

-Espera, espera, espera - interrumpe Kevin, uno de los chicos con quien hablaba -¿Me estás diciendo que nunca habías tenido amigos?-Cuestionó el chico, incrédulo ante lo que decía.

-Eh...si...- rasco mi cabello - digamos que era el patito feo que nadie quería. Apenas había terminado de decir esto y se nos juntaron unas chicas.

-Oww...- dijeron todas al unísono
-tuvo que ser terrible pasar tantos años en soledad...- continúo una de las chicas, siendo interrumpida por Kevin.
-Ay, no te hagas la interesada, Susie- se quejó.

-¡Jódete, Kevin!- exclamó en respuesta Susie, enseñándole el dedo medio. -No le hagas caso,- alza la voz, haciéndo énfasis en las palabras-Lo dice porque está "celoso" de que el chico nuevo es súper atractivo- volteó a ver a Kevin, pero éste la ignoró y reanudó su plática conmigo.-Bueno, ¿y ya sabes qué planta llevarás al club?- pregunta, dándole un mordisco a su sándwich.
Dejo de masticar y me congelo unos segundos.
-Mh... No creo, ya que a los de primero les ponen a limpiar tierra, acarrear agua o mover macetas- responde, terminando con un grande bocado en la boca.

-Oye, Ash- vuelve a meterse Susie a la conversación, poniendo una voz melosa -este sábado por la noche, haré una fiesta de bienvenida y...- acerca su boca a mi oído, susurrando-¿Ves a mi amiga de por allá?- apunta hacia una chica, la cual era bastante llamativa, estaba comiéndome con la mirada -Hace rato me dijo que te preguntara si asistirás a la fiesta del sábado.- cuando hablaba, sonreía como esos tipos de la televisión que trataban de venderte algún producto. Falsa.

-Porsupuesto que irá- intercede Kevin, haciendo que Susie me deje la dirección en mi teléfono y un beso en la mejilla.
Quería molerlo a golpes. Pero equis, somos chavos. O al menos eso éramos.

Llegó la fiesta de Susie, al igual que muchas otras. Las chicas iban y venían. Al inició costó creerme que antes era un don nadie como para terminar siendo el chico más popular de la escuela, el primero en la clase, apoyar al equipo de football, pertenecer a varios grupos e incluso poder acostarme con cualquier chica que desee.

Todo marchaba de maravilla. Salvó por una persona.


Mónica.

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