Capítulo 1

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"No no no y ¡NO! ¡No se pudo perder!"

Un peliverde buscaba desesperadamente por toda su habitación una libreta que claramente no estaba ahí, pues ya había pasado casi una hora buscando y no aparecía.

Ciertamente el pecoso no era la persona más ordenada del planeta, pero el desastre que había actualmente en su habitación, rebasaba cualquier límite. Hojas  volando por todas partes, libros tirados incluso arriba de las cortinas, ropa regada en todas direcciones y la cama volteada y astillada debido a la fuerza con la que había sido lanzada; todo en el desesperado intento del pecoso para encontrar el objeto perdido. 

"Estoy muerto"

Antes:

Desde hace algunas semanas atrás el pecoso se había sentido un poco diferente al estar cerca de su amigo de la infancia. Puede que el cambio no fuera brusco, sino mas bien gradual a lo largo de los meses conforme su fracturada amistad se iba reparando, pero no fue que lo notó sino hasta después de un entrenamiento en específico.

Ese día estaban entrenando como siempre con el One for All, había sido un buen entrenamiento en general. Ambos se conocían bastante bien, por lo que era difícil tener un combate fácil que terminara rápidamente o uno en el que no necesitara planear nuevas estrategias. De ahí que el entrenamiento era no solo productivo, sino también divertido.

Ese día, casi al final del entrenamiento, por un pequeño descuido terminó cayendo y arrastrando consigo al ceniza.

Quedaron recostados en el suelo con el ojirubí encima del peliverde, quietos en esa posición por unos minutos ya que el golpe los había dejado algo aturdidos. Pero cuando finalmente se despejaron e Izuku quiso disculparse y levantarse, notó que el rubio aún no se movía.

Su primera reacción fue preocuparse, pues a lo mejor estaba lastimado y por eso no podía moverse, pero mirándolo bien... la verdad es parecía estar bien. Y es por eso que el peliverde no entendía por qué el rubio aún no hacía algún comentario sobre su torpeza o lo mandaba a freír espárragos por haberle hecho caer también. 

Realmente no sabe si fue su imaginación, pero incluso podría jurar que Katsuki se acercó un poco más en lugar de alejarse.

El rubio estaba tan cerca que Izuku podía sentir su agitada respiración y su corazón latiendo como loco. Sin embargo, pronto se dio cuenta que no era el corazón del rubio lo que escuchaba, sino el suyo propio. Era obvio que al estar entrenando aumentara su frecuencia cardiaca, pero esto se sentía diferente. Me siento como si estuviera...¿nervioso? ¿Por qué de repente estoy nervioso?

Izuku no entendía a qué venía ese repentino nerviosismo, pero en el momento en que conectó sus esmeraldas con los rubíes de su amigo de la infancia eso dejó de importar.

Se quedaron así, embelesados en la mirada del contrario por algunos minutos más y el peliverde sentía que un sonrojo empezaba a aparecer en sus mejillas, además su encaprichado corazón cada vez latía con más fuerza ¿Me estará dando un ataque cardiaco?  

No duraron mucho más en esa posición pues cuando All Might se aclaró la garganta ambos salieron de su trance. Se levantaron finalmente y el pecoso notó que su ritmo cardiaco al fin volvía a la normalidad.

¿Qué fue eso?  realmente no estaba seguro, pero lo que sí sabía es que no podría mirar los ojos del cenizo por un tiempo. Así, apenas All Might se despidió de ellos, salió corriendo hacia los dormitorios.

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Después de eso el pecoso evitó al ojirubí lo más que pudo, pues se volvía a poner nervioso en su presencia. No acudió al entrenamiento y estuvo bastante distraído por un par de días.

Libreta perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora