Jiang Cheng tiene sueños que lo angustian y a los cuales no puede dar explicación, aunque son tan dispersos que tiende a olvidarlos hasta que uno nuevo se hace presente. Su vida es de lo mas normal y tranquila en el muelle de loto, entonces ¿Por qué...
Jiang Cheng despertó agitado. El sudor pegaba la túnica a su piel y el mareo le impedía pensar con claridad. Por unos cuantos minutos ni siquiera supo en donde estaba, pero al observar el lugar y reconocer cada uno de los muebles a su alrededor se percató que estaba en sus habitaciones en Lotus Pier.
Lentamente retiró las sabanas que lo cubría y se puso de pie, en el instante en que tocó el piso sus miembros se sintieron débiles y sumamente extraños, ignoró la sensación, lo único que necesitaba era agua para su reseca garganta. Así que se encaminó a las cocinas y para su alegría no pudo dar más de dos pasos porque rápidamente tres cachorros corrieron a su encuentro.
Al verlos se animó en seguida y olvidó la razón por la que estaba fuera. Comenzó a acariciarlos y a jugar con ellos, la risa que brotó de sus labios se sintió inusual, pero descartó el pensamiento para continuar disfrutando de sus peludos amigos. Solo al escuchar unos pasos acercándose fue que dejó de jugar con los cachorros y se puso de pie para ver a la persona.
-¿A-Cheng que haces despierto?- inquirió su padre al verlo fuera de su habitación a altas horas de la noche. –No puedes jugar a estas horas, ven te llevare a dormir.
Jiang Fengmian le acarició la cabeza y lo cargó en sus brazos. Jiang Cheng sintió la acción tan natural y a la vez tan lejana, que una nostalgia extraña lo invadió de repente.
-Puedes jugar con los cachorros mañana, no irán a ninguna parte- murmuró contra su pequeña cabeza. A-cheng solo se encogió entre sus brazos y una parte de su mente le hizo pensar que eso era una mentira. Sin embargo solo asintió a las palabras de su padre y dejó que lo arropara de vuelta en su cama, no dijo nada sobre su sed, no mencionó el ligero dolor de cabeza, solo cerró los ojos cuando su padre besó su frente y se quedó profundamente dormido.
Jiang Cheng ignoró todo los sentimientos y pensamientos raros que tuvo, simplemente siguió su vida como de costumbre, jugaba con su hermana, asistía a sus clases y nadaba con los demás discípulos de la secta. Acompañado siempre de sus inseparables mascotas. Pero conforme pasaba el tiempo, tenía la sensación de que olvidaba algo, su mente algunas veces se sentía dispersa y poco confiable. En esos días, una pequeña voz en su cabeza le susurraba "Duerme", "Las cosas estarán bien al despertar" y efectivamente después de unas cuantas horas de sueño todo seguía con normalidad.
Fue pocos días antes de su octavo cumpleaños que la angustia comenzó a crecer en él, sentía que algo iba a pasar, algo que sellaría su destino y para empeorar todo las jaquecas que lo atormentaban incrementaban mientras más pensaba en el asunto.
Por eso intentó distraerse y no fue demasiado difícil, a su edad no tenía mucho por lo que preocuparse, siguió correteando por los muelles, comiendo en los puestos de Yunmeng y únicamente por las noches dejaba que sus pensamientos divagaran.
Una noche antes de su cumpleaños y sin haberlo provocado, el dolor volvió de manera arrolladora.
Cuando finalmente abrió los ojos se encontró en un lugar oscuro, la negrura era tal que no alcanzaba a divisar lo que se encontraba a su alrededor y en un intento de ser fuerte reprimió el sollozo que intentó escapar de su boca.
Jiang Cheng sintió el frío recorrer su pequeño cuerpo y el miedo instalándose en su interior, estuvo a punto de ponerse de cuclillas y abrazar sus piernas cuando una cálida mano se posó en su hombro.
Rápidamente miró en esa dirección y no pudo encontrar a nadie, pero se percató que a pesar de la penumbra ahora podía distinguir el contorno de su cuerpo. Observó de nuevo al frente y logró distinguir casas, calles y personas, aunque al acercarse a ellos eran simples contornos. Las personas carecían de rostro, las casas no tenían detalles y todos ellos estaban coloreados de oscuridad.
Jiang Cheng pensó que era un sueño, así que intentó despertarse, pero una voz en su cabeza le dijo "Abre los ojos" y así lo hizo. A-cheng sintió miedo nuevamente, no entendía lo que sucedía y quería volver a casa. Sin embargo, su cuerpo repentinamente dejó de obedecerlo, la voluntad se esfumó de su cuerpo y como si alguien lo estuviera controlando caminó a través de todas esas calles.
Por alguna razón entró a un callejón y a pesar de que a simple vista se encontraba vacío, su cuerpo actuó como si buscara algo. Repentinamente el sentimiento de satisfacción lo inundó y al mirar hacia donde sus pasos lo dirigían pudo notar un bulto en el suelo.
Por la forma en que se movió creyó que era un perrito, pero cuando lo vio levantarse del lugar se dio cuenta que era un niño. No entendió lo que estaba sucediendo hasta que involuntariamente sus manos desenvainaron una espada y sin dudarlo a travesaron el pecho del pequeño.
A-cheng intentó cerrar los ojos, pero recordó que no tenía el control de su cuerpo y solo pudo seguir observando a la pequeña figura caer.
"Mira, ahora estas a salvo" –susurró la voz en su cabeza-"Te he librado de un cruel destino"
El corazón de Wanyin comenzó a latir más rápido, todo a su alrededor comenzó a desdibujarse y despertó sobre su cama con su madre a un lado. Sintió una profunda tristeza y comenzó a llorar.
Yu Ziyuan lo abrazó y consoló. Creyendo que se seguía débil por el desmayo mandó a llamar al medico, el cual no encontró nada inusual en el pequeño.
Al otro día Jiang Cheng volvió a la normalidad, celebró un alegre cumpleaños con su familia, obtuvo muchos regalos y conforme pasaron los días olvidó la pesadilla.
Su vida siguió adelante, comenzó su formación como cultivador y se convirtió en un joven disciplinado y atento. Aprendía sobre los asuntos de la secta con su padre, entrenaba con su madre y se divertía con su hermana.
Mientras observaba la puesta de sol, Jiang Cheng no pudo evitar sonreír por la calma que residía en Yunmeng Jiang. Los gritos de sus hermanos marciales hace tiempo que se habían atenuado y aunque le habían pedido reunirse para una charla nocturna, Jiang Cheng prefirió declinar. Ya pasaría tiempo con ellos en su visita a Gusu, lo único que quería ahora era aspirar el aroma de lotos y acariciar a sus fieles bebés que se encontraban a sus pies.
Ignoró el sentimiento de que algo andaba mal, eso solo le provocaba dolor y lo único que quería era seguir disfrutando del paisaje en Yunmeng.
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Wow, me sorprendo a mi misma de tener una nueva idea xD 💗
Realmente me gustan los one-shots, pero al parecer la idea de lo que quiero está saliendo mas larga y no quiero resumir todo a un capitulo. Y también porque no se ustedes, pero como lector me es mas fácil leer cinco o seis capítulos cortos que una historia de un capitulo super-mega larga. 💜
jajaja sí, termino leyéndome el fic super largo, pero dividido se siente menos 😅 o ustedes que piensan?
