Gege, estuve tan solo

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Dímelo y dejaré esta vida atrás.
Dime que vale la pena salvarme.
Las puertas del cielo no se abrirán para mi.
Con estas alas rotas estoy cayendo.
Savin' me -Nickelback

El departamento yace en penumbras. Los dos cuerpos existentes en el interior permanecen en completo mutismo. Wei Ying siente que la temperatura ha caído, tiene las extremidades entumecidas y su columna es víctima de ligeros temblores. Las palabras están atrapadas en su garganta, necesita idear una buena excusa para librarse de la ira evidente en los ojos de su cuñado. Siempre consideró a Lan Xichen un hermano más. Un amigo. La persona apacible, amigable y cariñosa que aceptó de buena gana su relación con Lan Wangji a pesar de todas las dificultades que se presentaron en el comienzo. Sin embargo, en ese instante el hombre calmo luce totalmente destrozado y furibundo. 

Wei Wuxian tampoco posee las fuerzas suficientes para actuar como si nada hubiese sucedido, no puede reír descuidadamente, ni siquiera esbozar una simple sonrisa. Está adolorido. La situación ha apuñalado su espíritu sin piedad, ¿cómo podría ser el Wei Ying positivo de siempre?  —Xichen-ge.

El hombre reacciona de inmediato. Wei Wuxian se estrella contra el armario a causa de la fuerza que Xichen empleó para arrinconarlo. Sus manos se aprietan en puños en el cuello de su chaqueta pero a Wei Ying no le importa, el dolor de su espalda no puede superar el de su corazón. Tampoco pretende arremeter en respuesta, solo consigue llorar como un niño asustado e impotente, después de todo, él también ha perdido a un ser que ama.

—¿Qué fue eso, Wei Wuxian? ¡Dime! ¡¿De qué se trata lo que escuché?! —Los gritos exigentes provocaron que Wei Ying se estremeciera. Si pudiese explicarlo, lo haría. Pero se encuentra tan confundido como él, tan enfadado como él. ¿Por qué no puede ser indulgente?

—No lo sé —Wei Ying balbucea—. Jiang Cheng dejó estas cosas para mi... 

La mera mención del nombre de su hermano hizo que Lan Huan regresara a sus cabales. Se apartó al instante de su cuñado y caminó hacia el centro del departamento mientras se agarraba los cabellos con frustración. —Cuéntamelo todo. 

Sus palabras fueron claras y decididas. A Wei Wuxian no le quedó más opción que revelar la información en sus manos con nerviosismo. Temió la reacción de su cuñado pero Lan Xichen se mantuvo concentrado en los archivos forenses con un semblante más duro y aterrador que cualquier película de suspenso. En otras circunstancias, Wei Ying se habría desvivido riendo y haciendo comparaciones a costa de ello. Pero en el presente, carece de su usual alegría, como una flor marchita que fue azotada por una tormenta. 

El silencio cae abruptamente otra vez. Xichen suspira con pesadez, frotando sus ojos luego de haberlos mantenido demasiado cerca de la pantalla. Tiene los hombros rígidos, de modo que Wei Ying omite cualquier comentario al respecto para evitar ser el receptor de su ira nuevamente.

—Debemos buscar a Mo Ran —murmura al cabo de un rato. Wei Wuxian frunce el ceño, es justamente lo que planeaba hacer mas no sabe si es buena idea incluir a Xichen en este embrollo. Imagina que Jiang Cheng no esperaba este giro en los acontecimientos, pero también piensa en el anhelo doloroso de Lan Huan por descubrir la verdad y comprender el motivo real que empujó a su hermano al suicidio.

Finalmente, Wei Ying asiente. Ambos idean una forma de reunir la información y conservarla en un lugar seguro donde nadie la encuentre. Se siente aliviado al saber que no enfrentará todo esto solo, no obstante, también teme, no puede imaginar de lo que su cuñado es capaz. Pero estará bien mientras tanto buscan a Mo Ran. También sabe que necesita visitar a Xiao Xingchen.

Cuando se dispuso a abandonar el departamento notó que su cuñado yacía congelado en su sitio. Al concentrarse, Wei Wuxian notó que Lan Xichen observaba las fotografías que Jiang Cheng conservó incluso después de terminar su relación. Ambos volvieron a llorar en nombre de ese tonto que era demasiado vergonzoso para expresar sus sentimientos pero amaba con intensidad y fidelidad.

El corazón que cambió de dueño., xichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora