La caída del telón

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Gritándole al cielo.
Gritándole al mundo.
Cariño, ¿por qué te fuiste?
Dancing with your ghost - Sasha Sloan

¡¡¡Hanguang-Jun!!! ¡¡¡Lan Wangji!!!

El video se cortó luego de los últimos gritos de Jiang Cheng. La pantalla se tornó negra y el caos detonó en el corazón de los presentes. Todos a excepción de Lan Qiren, cuya aparición fue completamente repentina, se apartaron de Lan Zhan.

Wei Wuxian tropezó sobre sus rodillas y manos cuando se alejó bruscamente del agarre del Lan Wangji. Su semblante blanco como un papel observaba horrorizado al hombre con el cuál compartió el lecho durante años. Amaba a Lan Zhan con tanta intensidad que en ese instante sentía que le desgarraban el alma y los trozos de ella eran lanzado al fuego de la desesperación. Lan XiChen lo ayudó a levantarse e inmediatamente lo escondió tras su espalda para protegerlo. Mingjue se plantó frente a su hermano menor y desde la esquina contraria apuntó con su arma de servicio al hombre asustado y tembloroso que no apartaba sus ojos dorados de la pantalla. Lan Wangji siempre fue un hombre con dificultades para exponer sus sentimientos o mostrar emociones, sin embargo, Lan XiChen captó en su semblante la misma mueca de temor que cuando tenía cuatro años.

—Shufu —Lan Huan llamó. El anciano mantenía sus manos en alto, apuntando el arma a la altura de la nuca de Lan Zhan—, gracias por venir.

La Qiren no contestó. Analizaba en silencio al joven que permanecía paralizado en su sitio. Wei Wuxian necesitó aferrarse al estante para no caer, sus rodillas débiles amenazaban con tirarlo sobre la alfombra aunque su corazón ya se había derrumbado completamente destrozado. Su Lan Zhan, el amor de su vida, un psicópata.

—Hanguang-Jun —La voz de Lan Qiren fue tosca, amenazante y demandante. Se oyó como un general llamando a su subordinado. Casi al instante, Lan Wangji se tensó sobre la silla, su cabeza cayó hacia el frente luciendo perdido y vulnerable, completamente ido y ajeno a su alrededor. La habitación cayó en un mutismo tenso, mortífero. Wei Ying lloraba con amargura sintiéndose sangrar con cada segundo atrapado en esa habitación.

Repentinamente, una risa burlona resonó en el interior de las paredes celestes provocando escalofríos y temor a la mayoría de los presentes. Los nudillos de Mingjue se tornaron blancos alrededor del arma mientras que Lan Huan retrocedía con incredulidad, incapaz de asimilar y aceptar que las carcajadas maniáticas huyeran de los labios de su hermano menor. Lan Wangji de pronto se puso de pie y volteó para encarar a los presentes, difería completamente del jovencito encogido y angustiado de hace sólo un minuto. Esta presencia poseía la confianza de un adulto arrogante y un aura extraña, sospechosa y terrible. Incluso aquellos ojos dorados que solían ser fríos, apáticos y solemnes ahora poseían un destello de locura adornados por una expresión risueña y demente.

En el instante que reconoció a su tío extendió sus fornidos brazos para darle un abrazo, sin embargo, se encontró con el frío acero de la boca del cañón que le hizo detenerse a mitad de camino. Confundido, Hanguang-Jun inclinó su cabeza hacia un costado como un pequeño que no entiende las diatribas adultas. —¿Shufu?

—¿Hermano XiChen? —Wei Wuxian acabó acurrucado entre la pared y el estante, pasmado, confundido y atribulado. Su Lan Zhan actuaba como un hombre completamente diferente, incluso su tono voz se oía más profundo y siniestro, tal cual al sujeto de los audios y videos. La duda era evidente en su tono tembloroso de voz pero antes de que Lan Huan pudiese brindarle una respuesta, Hanguang-Jun dirigió su mirada fulminante hacia él.

—Wei Wuxian —Ladró, desprecio y odio presentes en cada sílaba. El aludido tembló, adolorido—. Tu y la familia Jiang son un montón de inútiles. Debería haberlos asesinado a todos pero Lan Zhan, siempre tan débil y luego. . . —Nadie comprendió las siguientes palabras que Hanguang-Jun balbuceó entre dientes. Parecía despotricar contra sí mismo aunque se refería a Lan Wangji como un tercero y no como sí mismo.

El corazón que cambió de dueño., xichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora