good to be bad © namjin

Epilogue: Bad to be Good

Los chicos buenos te prometen el cielo, pero los chicos malos te llevan a él.

Él había encontrado a su chico malo; su chico malo que no lo era tanto, y logró sacar la estaca en su corazón que le impedía amar.
No era un chico bueno, no era un chico malo, pero era su chico, todo suyo.

—↷︙🍷—

Las bonitas flores de tulipanes habían quedado olvidadas a un costado luego de ser recibidas con tanto amor, opacadas su atención por sentir la boca contraria sobre la suya.

Sus labios se movían danzando, sus dientes se chocaban con juego, sus lenguas se exploraban y sus manos tocaban con vehemencia y cariño todo lo que podían del cuerpo ajeno que tanto les encantaba.

Había pasado un año desde que se declararon en ese mismo lugar, con las mismas flores, sobre el mismo mostrador y con los mismos sentimientos en sus corazones e interiores.

Namjoon le había hecho el amor tantas veces, le había susurrado que lo amaba muchas otras, lo había llenado de besos, le había comprado cosas por sus gustos, lo había llevado a muchos lugares, y había pasado tantas veces que se había realmente olvidado que él era un chico malo.

Namjoon realmente no era malo, él sólo necesitaba amor, y aquello fué lo que Jin supo darle todo ese año que llevaban saliendo.

—Mmh Jinnie...

—¿Si?– respondió algo agitado por los besos que llevaban dándose cerca de media hora.

—Estoy muy excitado pero todavía tengo que llevarte a un lugar.– puchereó abrazándolo de la cintura, mientras seguía sosteniéndolo sobre la superficie larga.

Jin rió preciosamente y besó su puchero. Lo acercó juguetonamente más a él hasta que sus entrepiernas chocaron sacándole un jadeo al moreno, y sonrió traviesamente.—¿Y ese lugar no es tu cama debajo o encima tuyo?

—Mierda, te lo haré aquí mismo si haces eso amor.– gruñó contra su oído cuando Seokjin se frotó un poco más contra él.

Él sonrió, aún que le dolieran los pómulos por tanto hacerlo, sin embargo, justo cuando dirigía sus manos a la camisa de Namjoon para desabrocharla y al fin despojarse de ella, el sonido de la campanita indicando que la puerta fué abierta en la entrada, los interrumpió bruscamente. Ambos se separaron rápidamente dando un saltito e hicieron como si nada, acomodando sus ropas y fingiendo normalidad.

Jin volvió apresurado a detrás de la caja para atender a quién había entrado.

—Buenas tardes, ¿qué viene a...

—¿Yoongi?– Namjoon miró curioso al pálido chico confundido que entraba al lugar tranquilamente, mirándolos con una ceja alzada.

—Huh... ¿ustedes estaban...?

—¡No!

—¡Si!

Ambos castaños se miraron, uno con diversión y el otro de mala manera, mientras Yoongi ahogaba una risa.

—Entiendo, sólo venía por un refresco. ¿Me lo cobrarás tú o debo hacer eso yo así pueden consumar sus actos?

—¡Yoongi!

El chico rió, y avanzó perdiéndose entre las estanterías infinitas de productos y alimentos envasados.

Namjoon miró a Seokjin con una sonrisa ladina, y éste cruzó sus brazos simplemente, arqueando una ceja.

—Amor...– murmuró el moreno, suplicándole con la mirada algo que Jin apenas entendía.

—¿Lo conoces entonces?