Cap 4

18 1 0
                                    

                                                                               4- Habitacion 465.                                                                               

En el coche solamente se escuchan nuestras respiraciones. Mi mano está justo con la de Edvin, no se ha separado de mí después de aquel suceso. Con él soy capaz de sentir calma cuando todo en mí, está en ruinas.

En el parque me dio un ataque de ansiedad. No me suelen dar mucho, pero este asido el aviso de que necesitaba salir urgentemente de esa casa. Mi cuerpo me lo pedía a gritos. Y no fui capaz de verlo hasta que el problema lo tuve delante. 

Sinceramente, no sé cómo he podido aguantar tanto tiempo allí metida. Solo puedo decir que aunque me duela decirlo, pero creo que mi madre me a hecho un favor.

- estará todo bien - me dice

Yo nada más asiento. Miro el reloj y marcan las seis y media. Queda 15 minutos para llegar. Estoy nerviosa, ahora sí que si siento los nervios que esta mañana me decía Edvin que el sentía.

Ya estamos casi llegando, lo noto porque ya estamos subiendo aquella montaña. Pinos y más pinos hay al rededor. Incluso de vez en cuando veo que ha nevado y eso me pone feliz.

Abro la ventana del coche y asomo la cabeza. Respiro y agudizo el oído. Y es que ahora mismo únicamente se escucha la calma.

Estamos en pleno noviembre y hace mucho frío en la sierra. Y eso me gusta, me gusta sentir el frío en mis mejillas. Sentir el aire puro que entra por mis fosas nasales, sentir que ahora mismo todo está tranquilo.

Cierro los ojos y dejo fluir esas sensaciones que he tenido retenidas durante el viaje. Los nervios se disparan y está bien sentir eso. Son nuevas experiencias lo que voy a vivir es normal que mi cuerpo sienta nerviosismo. La alegría aparece también y es que normalmente esta sensación hace poco la deje de sentir, pero es bueno recibirla. Estoy alegre porque voy a pasar más tiempo con mi mejor amigo, seguramente que conoceré a gente divertida y por fin podre olvidar un poco mi vida. Y también me visita la tristeza, siento que si me voy lo estoy dejando todo atrás, de que me olvidaré de mi padre, de que la casa en la que he vivido mis 22 años de vida ya no será como antes.

Una curva abierta me hace abrir los ojos y es cuando veo que a lo lejos hay algo parecido a un castillo. Le doy un toque en el hombro a Edvin para que lo vea. Cada vez estamos más cerca del internado. A cada paso que da el coche es un paso menos que hay para verle por fin de cerca.

Es cuando por fin el coche estaciona en el parking. Sin más dilatación Edvin y yo abrimos las puertas a la vez. Cuando al fin piso el suelo puedo notar las miles de miradas que caen sobre nosotros. Me giro lentamente y en efecto hay muchas caras las cuales no conozco, asomadas a las ventanas. Nos miran como si fuéramos presas, como si quisieran devorarnos,

Un  sonido proveniente de la garganta me distrae y por fin puedo fijarme en lo grande que son las torres y en esa escalinata que sobresale. Hay de pie está un hombre el cual nos sonríe y va bajando poco a poco hasta llegar a nosotros

- Bienvenidos chicos - me tiende la mano y yo hago lo mismo.

- Hola Luis - saluda Alicia

- ¿Dónde está mi sobrino favorito? - dice mirando a Edvin

- Aquí, pero tío por favor no quiero que se enteren

- ¿Por qué?

- Ya sabemos cómo son estos niños pijos- Edvin sentencia.

Por la comisura de Luis se asoma una pequeña sonrisa. Noto como Edvin se relaja

- Bueno - se aclara la garganta - si tú lo dices así lo haremos. ¿Te llamaré Edvin, de acuerdo? - dice tendiendo la mano - Bienvenido Edvin - dice con una sonrisa

No entraba en mis planes enamorarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora