Capítulo 1

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Con la llegada del invierno el cual iba a ser uno de los más fríos según reportes meteorológicos comenzaba la época en la que los estudiantes de medicina se irían de intercambio a un país designado.

Yo no tenía dicha carrera pero una amiga la cual apreciaba mucho estaba tan nerviosa pues su destino sería del otro lado del mundo, específicamente Corea del Sur, un país líder en tecnología, entre otras cosas.

—¿Sabes el idioma siquiera?.—  le cuestioné a mi amiga la cual se llamaba Sam mientras le ayudaba a ordenar su equipaje.

—Intermedio, sé defenderme. Pero probablemente me comunique la mayor parte en inglés. De cualquier manera Jess sabe más que yo así que ella se encargará de todo eso.— respondió Sam al mismo tiempo que cerraba con esfuerzo su maleta.

—Había escuchado en la escuela que a Jess le había dado varicela, supongo que solo fue un rumor.— miré el reloj de su pared.—Mañana a esta hora estarás en el aeropuerto, te echaré de menos.—

—Yo también Noah, desde que mi padres se separaron haz sido un apoyo para mí incluso aunque solo llevemos 1 año de conocernos.— soltó un suspiro.

—No te olvides de mandarme fotos y videos. Nunca he estado fuera del país así que debe de ser una buen experiencia.— exigí .

—Algún día lo haras, en especial por la manera en que escribes. Alguien verá tu trabajo y será muy conocido.— Sam me alentó con honestidad.

Llegué a mi casa antes de que dieran las 10 de la noche, me coloque la pijama y me recosté en la cama pues comenzaría un curso de alrededor 2 años en una academia de escritura además de mis clases en la universidad puesto que solo me faltaba medio año para terminar.
No recuerdo lo que había soñado pero sí el sonido de mi celular cuando alguien llamaba, al abrir los ojos comenzaban a verse los primeros rayos del sol; el celular mostraba el número de Sam quien ya había llamado 5 veces antes.

—¿Qué habrá sucedido?.— me dije mientras tallaba mis ojos.

Marqué su número y espere a que contestara, de inmediato lo hizo.

—¡Noah necesito tu ayuda!.— dijo alterada.

—¿Que sucede Sam? Aún son las 6 de la mañana.— repliqué somnoliento.

—Tenias razón, a Jess le dió varicela y no podrá ir conmigo al viaje.— soltó con la misma actitud.

—Que mal Sam, ahora tendrás que ir sola a otro país.— respondí.

— Hablé con Jess y dijo que alguien más tendría que tomar su lugar. Ella va a quedarse en casa tomando las clases en línea y la escuela le dijo que alguien más tenía que tomar su lugar porque el dinero ya había sido invertido.— explicó.

—¿Y que harán? ¿Conocen a alguien más que estudie con ustedes?.— me levanté de la cama.

Hubo un silencio corto hasta que volvió a hablar.

—¿Te gustaría ir conmigo?.— inquirió .

—¡¿Qué, yo?! ¡¿Por qué?! Ni siquiera estudio medicina en tu facultad.— le dije con nerviosismo.

—No necesariamente tienes que estudiar medicina. Solo es para llenar ese espacio, literalmente irías como turista. La escuela ya pagó el hospedaje y los viáticos.— comentó

—Pero no sé si mi mamá me vaya a dejar. No sé ni cuánto tiempo vaya a estar fuera del país.— intentaba tranquilizarme.

—Hablé con ella y aunque no estaba segura terminó aceptando después de rogarle muchas veces, solo quiere que la llames cada fin de semana. Dijo que de cualquier manera ya no se sentía extraño desde que ella estaba en Canadá por su trabajo.— volvió a explicar.

—¡¿Estás bromeando?! ¡¿ Y por qué me lo dices con esa tranquilidad?!.— le dije con la misma alteración que ella minutos antes.

—Solo debes de aceptar, eres el único que conozco que sabe bien inglés y además eres casi dos años mayor que yo. Debes de venir conmigo, te lo suplico—.

—¿Y cuánto tiempo será?.— cuestioné.

—Alrededor de un año aunque si tú quieres volver antes lo puedes hacer.— concluyó.

Me quedé unos minutos pensando la propuesta, prácticamente podia tomar mis clases en línea mientras estaba ahí. Los gastos ya estaba cubiertos por la escuela, no había algún inconveniente del cual tenía que pensar.

—Te veo en unas horas en el aeropuerto.— le dije.

Sam soltó un grito casi al instante, me agradeció y colgó el celular.

Me quedé mirando el aparato por unos segundos, comenzaba a sentir la emoción de viajar por primera vez así que me apresuré a arreglarme y a hacer mi equipaje. Cada segundo que pasaba incrementaba el deseo de poder conocer otro lugar.

Un nuevo atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora