Capítulo 5

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Tomamos el taxi en cuanto llegamos a la avenida, le dijo al conductor algo que suponía era la dirección pero en su idioma natal. Partimos y pude quitarme la chamarra para devolversela.

-Gracias, no estoy acostumbrado al clima de este país.- le extendi su prenda con una sonrisa amable.

-Usala, cuando nos volvamos a ver puedes regresarmela.- de igual manera sonrió, fue en ese momento cuando me di cuenta de su atractivo.

-¿Volvernos a ver? No lo entiendo ¿ Se supone que los artistas están ocupados no?.- inquiri confundido.

-No del todo, nos dan días libres. Podríamos salir cuando tenga mi día libre.- comentó mirando el exterior.

- Debes de tener cosas más importantes que hacer, tal vez ir con tu familia, tus padres tal vez quieran verte.- respondí la interrogante.

Soltó una pequeña risa.

-Mi madre adoptiva sabe que estoy bien, ella realmente quiere que me vuelva en un chico más sociable.- seguía mirando la ventana.

¿Madre adoptiva? Por un momento dudé en lo que había escuchado de su parte pero después supe que lo había oído bien, sentí una gran vergüenza por haber dicho ese comentario.

-Lo lamento...no fue mi intención decir eso...- me lamenté mientras apretaba mis dedos.

-No pasa nada, no lo sabías. De cualquier manera quédatela, tengo más como esa así que no hay problema.- sonrió.

-Te la devolveré, lo prometo.- hice una reverencia pues ya se había vuelto un hábito en mi.

Finalmente bajamos del taxi justo donde nos habíamos visto por primera vez, en aquella tienda de conveniencia.

-Desde aquí ya puedo llegar yo solo.- lo miré.

- Fue bueno volver a verte, no suelo charlar con muchos extranjeros.- comentó.

-De nuevo gracias por la chamarra, y también por ayudarme. No sé que hubiese hecho.-

-Sientete con la libertad de llamarme cuando quieras, si no respondo te devolveré la llamada.- comentó.

-Me siento más cómodo sabiendo que tengo a alguien con quién acudir si estoy en problemas, gracias por la ayuda Hangyul.- estaba por hacer mi reverencia cuando sentí como se acercó a darme un abrazo.

El gesto había sido repentino, no supe cómo reaccionar así que solo pude sentir sus brazos rodeando mi cuerpo, habíamos quedado tan cerca el uno del otro que el simple tacto con otra persona, un hombre en particular, me habían provocado un ligero rubor en mis mejillas.

-Asi es como se despiden en occidente ¿no?.- me dijo cuando se separó de mi.

-Algo así...me sorprendió un poco. Se está volviendo una costumbre mía solo hacer una reverencia para todo. Perdón si no reaccioné a tiempo.- miré al suelo apenado.

-No te preocupes, de igual manera ahora sabes cómo nos despediremos.- soltó una risa y me miró con atención, la sonrisa en su rostro me hacían sentir extraño nuevamente.- Te ves bien con mi chamarra.-

Escuchar eso de él me hizo volver a mi actitud tímida, aunque no estaba acostumbrado a sentir esa emoción podía imaginar cómo me veía cuando agachaba la vista y metía mis manos a los bolsillos.

-Bueno, espero me llames Noah y no solo para pedirme ayuda. Nos vemos.- sacudió rápidamente mi cabello y entró a la tienda de conveniencia.

Me quedé de pie y en silencio, el corazón estaba latiendome rápidamente y el ardor en las mejillas se había intensificado. Quise darme la vuelta pero las piernas me tembrablan un poco, era a causa del frío o tal vez por la presencia y acciones de Hangyul.

Un nuevo atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora