* C A P Í T U L O 1 *

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Capítulo 1 | Las pesadillas no acaban..


April! Vuelve aquí jovencita.— rodeé los ojos y me giré en dirección hacia aquella señora, que tenía cómo madre.

¿Que pasa?— respondí irritada.

Esas no son maneras para responderle a tu madre— suspire con cansancio.—¿Donde estabas?— preguntó con enfado.

Por ahí— respondí sin ganas, acerco su rostro a mi ropa oliendo el horrible olor a cigarro.

Demonios, ahora si que estaba muerta.

¡¿Estabas fumando?!— gritó.

¡¿Qué?! ¡No! Sólo estaba con Brad!— exclamé.—No tengo culpa de que sus amigos se la pasen fumando.

¡Te dije que no estuvieras cerca de ese muchacho, no me gusta para ti!

¡El me gusta mamá! Y estaré con él te guste o no!— grite. En eso me llevo mi mano a mi mejilla y volteo lentamente a ver a mi madre, me abofeteó, me había pegado.—Eres un monstruo.— escupí con odio.

Y tú eres mi hija, una niña que no sabe en donde se está metiendo, que no sabe que su vida corre peligro y sólo por estar enamorada de un chico.— su voz se quebraba con cada palabra que decía.

¡Me largo de esta maldita casa!— dije dándome la vuelta.

¡April!— gritó mi padre, pero ya era demasiado tarde, había salido corriendo de la casa.

Sentí como las lágrimas caían por mi rostro, pero las retiré con mala gana. Me detuve a tomar aire, ya que no me había permitido hacerlo desde la discusión. Había corrido tanto que no me había dado cuenta lo lejos que estaba de mi casa.

Mis piernas flaquearon, me sentí temblorosa, me sentí débil. En ese momento hice lo que mejor pude hacer, tirarme en el suelo y llorar.

¿que más podía hacer? Si ni siquiera tenía a alguien me sostuviera y me dijera: "Tranquila, todo estará bien.."

Fin del flashback.

Me levanté exaltada de mi cama, me estiré y frote mis ojos. Alcancé mi celular y gruñí en cuanto vi que apenas eras las 4:00am. Exhale con fuerza, mientras depositaba el aparato nuevamente en le mesita de noche.

Me levanté de la cama para darme una ducha rápida, las duchas siempre me ayudaban a despejar la mente cuando tenía un evento como este

Una vez que salí, busque en mi armario unos leggins deportivos de color negro, junto a una camisa corta del mismo color, encima me coloque una sudadera de color gris, cogí los tenis del mismo color y por último recogí mi cabello cobrizo en una cebolla o dona –como quieran llamarle–.

Tome una gran bocanada de aire una vez que estuve en las fría calles, puse mis audífonos y comencé a trotar. A pesar de que tenía mis audífonos con la música a todo volumen, siempre ponía atención a todo mi alrededor, me gustaba observar –aunque también lo hacía por si alguien intentaba robarme o quizás violarme a estas alturas de la madrugada–. La mayoría de las calles se encontraban iluminadas por las farolas. No había mucha gente despierta a esta hora, por lo menos por ahora, ya  que pronto la gente se empezaría a levantar para ir a sus respectivos trabajos o llevar a sus hijos a la escuela, en fin. 

Mi BoxeadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora