Recuerdos

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Leila, leila para ya 

Leila por favor ya fue suficiente

Nooo Leila detente, por favor no mas

Papá papá despierta

 Papá  mírame estoy aquí

Leila que has hecho.

Esa pesadilla era la que me atormentaba todas las noches y precisamente esos gritos eran los que me hacían despertar.

Parpadee un par de veces para acostumbrarme a la luz que se colaba por las ventanas iluminando toda la casa cuando ya pude acostumbrarme a la luz de la sala no me pare enseguida del mueble preferí quedarme acostada hay derivando en si me paraba enseguida o me quedaba un rato mas.

Hacia una flojera matadora.

Me quede unos minutos mirando el reloj que estaba colgado en la pared hasta que decidí pararme, ya me estaba comenzando a dar hambre

8:20 am

Fui al baño me hice mi aseo general bañarme y esas cosas, cuando termine baje las escaleras para ir a la cocina para hacerme algo de desayunar, para mi sorpresa mi mama estaba hay ella normalmente se va para su trabajo a la siete pero hoy no, todavía no se había ido para el trabajo, hay en la cocina se encontraba esa mujer alta de cabello castaño, unos ojos color café claro y un cuerpo bien atribuido para mi ella era la mujer perfecta, a pesar de sus 36 años de edad mama se seguía manteniendo en muy buen estado.

 No podía negar la felicidad que me dio verla hay preparando el desayuno, me hizo recordar a cuando vivíamos en Gloucester.

Cariño ven a desayunar, me gritaba desde la cocina para que saliera de mi cuarto y me dirigiera a donde ella estaba, salí de inmediato de mi habitación y me dirigí a la cocina, era una cocina muy hermosa y aunque no era tan grande como la de la casa donde vivíamos  ahora, si era muy hermosa y practica, era en forma de ele con una isla preciosa sus encimeras blancas y sus gabinetes azul rey...

Siempre había amado esa cocina, era mi lugar favorito de la casa y pasaba gran tiempo allí, desde pequeña me había gustado la cocina y me consideraba buena en ello.

cuando llegue a la cocina mi mama ya había servido el desayuno, cariño lleva los platos a la mesa, me ordeno mi madre de forma amable, lleve los platos y los puse en la mesa del patio habíamos cogido esa costumbre de desayunar allí, coloque cuidadosamente cada plato en la mesa de madera de cuatro puestos y me senté en mi lugar sin todavía haber empezado a comer...

Al cabo de unos minutos mis padres se acercaron a la mesa tomando un lugar cada uno en una silla quedando un lugar libre en la mesa, nos tomamos de las manos y empezamos la oración que hacíamos siempre antes de empezar a comer...

Bendice señor esta comida , santificamos estos alimentos y declaramos que no faltan en esta mesa y que tú eres el señor de este hogar, que no faltará el alimento porque tú lo provees. Eres poderoso y nos das riquezas espirituales y físicas. Gracias Señor estamos agradecidos de tus maravillas, de tus obras poderosas.

Después de eso  cada quien empezamos a desayunar, mama cocinaba exquisito, siempre había pensado que mi amor por la cocina venia de ella

Tacos mexicanos, con carne pollo frijoles y lechuga

estaban buenísimos.

Ese día lo habíamos pasado todos juntos en familia, habíamos ido al parque en la tarde habíamos visto una película n la noche y habíamos dormido juntos. 

—Leila cariño —el llamado de mi madre me saco de mis pensamientos, atrayéndome a la realidad.

—si mamá, como amaneciste

—Muy bien cariño y tu

—un poco adolorida por haberme quedado dormida en el mueble pero nada grave

—sabes que no me gusta que te quedes dormida en la sala Leila

—No volverá a pasar mamá

—ok cariño

Me regalo una de esas sonrisas dulces que solo una madre podría darte.

 Le devolví la sonrisa y m acerque a la isla de la cocina para sentarme en uno de las butacas que esta tenia, quede al frente de ella cada una de un lado de la isla, apoye mis manos en la encimera y baje mi cabeza de tal modo que mi frente tocara la encimera de esta, fijando mi mirada en el suelo de madera oscura, era un piso precioso hacia que los colores de la casa se contrastaran muy bien.

Papá definitivamente era un gran arquitecto, el había diseñado esta casa de tal modo que se amoldara a las comodidades de cada uno.

—Leila cariño —me llamo mi madre le salió la voz apenas en un susurro ya sabia de que quería hablarme, así que le di mi atención de inmediato

—¿si mamá, dime?

Tomo una gran bocanada de aire.

—Leila cariño¿recuerdas el motivo por el que disidimos venirnos a vivir para acá?

¿Cómo iba a olvidar que me iban a internar en un centro de rehabilitación? eso era imposible olvidarlo, todos los días pensaba en eso.

—Si claro mamá, uno no suele olvidar cosas así.

Solté una risa que sonó mas a tristeza que a otra cosa.

—Bueno cariño, ¿no te haz preguntado porque no eh ido a trabajar hoy?

—si ¿no es tu día de descanso hoy mama?

—No cariño,  en realidad eh pedido permiso hoy para ir contigo al centro de rehabilitación y ingresar tus datos para internarte mañana, ayer me llamaron del instituto y me dijeron que mañana ya podías ingresar para volverte paciente del centro PYCE.

No respondí nada, la verdad no sabia que decir sentí como mis ojos empezaron a enrojecerse pero no deje que se me escapara ni una lagrima, no quería parecer vulnerable, además si se me escapaba una lagrima corría el riesgo  de que  me desmorona delante de mi madre y no quería que ella sufriera mas por mi ya lo había hecho lo suficiente.

sentí como el tiempo se detuvo para mi en ese instante.

Mi madre me dedico una sonrisa de apoyo pero también de tristeza a la vez.

se le escapo una lagrima, y juro que verla llorar me apretó el corazón.

Intente hablar,  de verdad intente decirle que todo estaría bien que no se preocupara que ya yo estaba preparada para separarme de ellos y irme para allá pero no pude, las palabras no me salían por mas que lo intentaba.

¿estabas preparada ya Leila? no, por mas que quería hacerme creer que lo estaba la realidad era que no que nunca estaría lista para alejarme de mis padres por un tiempo ilimitado.








Demonios ocultosWhere stories live. Discover now