Bienvenida

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Estaba un poco nerviosa, mamá y yo estábamos en la oficina del instituto PYCE.

Ya estaba registrada  ya mi madre había firmado todos los documentos posibles que se requirieran para ingresar a alguien a un centro de  rehabilitación, mi madre le había pedido a la rectora Elena que nos diera un tour por las instalaciones para poder conocerlo

El lugar en si era un poco sombrío como si quisiera reflejar la tristeza que tenían sus habitantes, el tan solo hecho de estar en ese lugar te hacia sentir que estabas en una depresión.

O tan solo era el hecho de que sentías que tu fachada de felicidad se desmoronaba y no te permitía fingir del  todo bien querida?

Vale, puede que si sea cierto.

Sentía tanta tristeza a mi alrededor que de alguna forma me hacia sentir rara, como si no tuviera que seguir fingiendo que estaba de lo mas de contenta 

¿Por que sentía esa sensación tan rara? ¿Por qué sentía que podía dejar de fingir?

Seguimos recorriendo el largo pasillo hasta que llegamos al comedor.

Sentía  que alguien me miraba muy directamente y como por instinto mi cuerpo se giro en esa dirección, efectivamente había un chico qué me miraba a los ojos con una sonrisa algo divertida en sus labios, decidí ignorar esa parte y lo recorrí con la miraba de arriba hacia a bajo y de  a bajo hacia arriba.

Me pareció un chico muy guapo, no os voy a mentir, era alto, cabello negro despeinado, cara perfilada y facciones bien marcadas, sus ojos eran negros y tenia su cuerpo muy en forma, podía notar la musculatura en sus brazos aunque tampoco era exagerada, estaba bien proporcionaba.

El no había dejado de mirarme y cuando su mirada choco con la mía sentí como  una corriente algo rara me recorría todo el cuerpo pero a la ves sentía la necesidad de acercarme a el.

Note que se  paraba de la mesa en donde estaba y empezaba a caminar hacia mi dirección, sin haber dejado el contacto visual, cuando iba pasando por mi lado se detuvo, y acerco su boca a mi oído y dijo apenas e un susurro.

—Bienvenida Leila.

No dije nada, había quedado perpleja ¿Cómo sabia mi nombre? acababa de llegar como era posible que supiera como me llamaba ni siquiera me conocía o ¿si?.

Mi madre se había acercado a mi y me daba un abrazo reconfortante note que me decía algo pero no había podido escucharle nada así que solo me limite a asentir con la cabeza, por ultimo me dio un beso en la mejilla y se dirigía de vuelta por el mismo pasillo que habíamos recorrido anteriormente.

Me quede unos segundos aclarando mis pensamientos e ideas, según la directora todavía faltaban dos hora para la cena, y no la daban antes de las 6:20. Me dirigí a mi habitación estaba exhausta pero a pesar de eso sabía que no me podría dormir, el insomnio no se había ido, pero sabia que necesitaba descansar  porque últimamente sentía mi cuerpo muy pesado —o ya tu no tienes las fuerzas para sostenerte  ni a ti misma—Así que decidí buscar en mi mochila unas píldoras que había comprado hace meses para poder dormir bien.

No se por que había decidido traerlas pero no me arrepentía de ello, tome una y cogí la jarra de agua que había en el nochero me serví un vaso me la tome y me acosté en la cama.

Sentí como cada musculo de mi cuerpo se relajaba y como mis parpadados se volvían mas pesados, y al cabo de unos segundos empecé a ver todo negro y también empecé a perder la noción del tiempo.

                                                                                             ***

Me había despertado mas tarde de lo planeado y para mi sorpresa ya el comedor estaba cerrado

Genial

No.

Me había despertado con una hambre de los mil demonios y no era una forma de hablar, lo decía en serio, después de unos minutos de haberme quedado en medio de las mesas del comedor como una tonta pensando en que podía hacer se me había ocurrido ir a la oficina de la directora.

La luz tenues de los pasillos tampoco ayudaba mucho, me daban  la sensación de que estaba en una película de terror de esas de James Wan  y aunque sin duda alguna las películas de terror eran mis favoritas no lo eran tanto en los momentos en los que me sentía la victima 

No, tu prefieres ser la victimaria  ¿cierto?

Pues si, sin duda alguna era mejor que ser la victima.

Cuando por fin había llegado a la puerta de la oficina no  había nadie halli, y me di cuenta fue después de haber notado que el candado estaba puesto

¿Se podría ser mas suertuda en esta vida?

No, esa suerte de mierda solo te ah tocado a ti, que afortunada.

Oh si claro soy afortunadísima, gracias por lo que me toca conciencia

De nada querida

Pues no había nada mas que hacer,  así que me regrese por el mismo pasillo y me entre en mi habitación, no sabia en que momento había estado aguantando la respiración pero apenas entre en mi habitación solté una gran bocanada de aire. Ya estaba acostada en mi cama cuando escuche que algo se deslizaba por debajo de la puerta, lo recogí casi al instante.

Un papelito

''Después me das  las gracias''

Ok no había entendido nada y como si lo supiera al rato escuche toques en mi puerta, dude en ir  a abrir, además no sabia quien podría ser y cualquiera que fuera no era una persona normal, eso estaba bastante claro. Así que quien sea el que haiga tocado  a mi puerta algún trastorno debía de tener.

Pero claro mi curiosidad pudo mas que todos los pensamientos racionales que hayaa podido tener en ese momento.

Abrí la puerta y.... no había nadie solo había un plato en el piso justo en frente de mi puerta así que a esto se refería con ''Después me das  las gracias''.

Tome el plato y me entre en la habitación, empecé a comer enseguida y termine en tiempo record—y también perdiste el poco razonamiento que tenias— mi hambre se calmo al instante, ya había quedado satisfecha.

Espera un momento... 

¿Quién había sido el de todo esto?

Definitivamente yo algún trastorno tenia, porque para haberme comido una comida que no se quien dejo en mi puerta pero que de seguro algo tenia esa comida ¿no?

                                                                           ***

No había salido de mi habitación en lo que llevaba del día ¿porque? no se, simplemente no era algo que me apeteciera, había pasado toda la mañana y gran parte de la tarde hay acostada en mi cama, pensé en pasarme el resto de la tarde así pero unos minutos después escuche que alguien llamaba a mi puerta. Unos segundos mas tarde me encontraba yo parada sujetando la manila de la puerta con la mano derecha, gire la manila de la puerta y lo único que  encontré fue un sobre tirado en frente de mi puerta.

No me puse a buscar quien lo había colocado simplemente lo tome como si algo en mi supiera muy bien quien me había mandado el sobre y cerré la puerta tras eso. Fue una sensación extraña pero al mismo tiempo tan familiar como si ya supiera todo lo que ese sobre podía contener, pero en realidad no lo sabia, no sabia nada.

Tenia unas inmensas ganas de saciar mi curiosidad y abrir ese sobre de una vez por todas, pero no, no lo hice, y me sorprendió ver la fuerza de voluntad que tuve para ello. Solo volví a acostarme en mi cama como si nada.

Habían pasado ya dos horas desde que alguien me había dejado el sobre en la puerta, no aguante mas y tome el sobre en mis manos, tenia curiosidad por saber que era lo que decía pero aun así no lo abrí desesperadamente. El sobre tenia adentro una hoja de papel que decía

Рада снова тебя видеть, Лейла





Demonios ocultosWhere stories live. Discover now