Capítulo 20

142 18 10
                                    

Tiempo después de regresar de la salida/misión que tuviste con Rengoku, más concretamente tres días después, Hana y Zeli vuelven a la Finca Mariposa.

—¿Qué tal les fue?

Tu cuervo estaba sentado en tu cabeza y de vez en cuando estiraba sus alas como si de un teatro se tratase.

—Fue complejo, Sanemi hizo casi todo, pero entiendo por qué ordenó que le ayudase.

Zeli estaba acostado en su cama, mirando hacia el techo y sin moverse.

—El demonio causaba muchos estragos, y él necesitaba alguien que llamase su atención mientras lo atacaba. Nunca había visto una habilidad de sangre tan rara.

Cierra sus ojos y suspira.

Miras hacia Hana, quien hacía exactamente lo mismo.

—¿Eso fue lo que hicieron?

—Hacer de pájaros de tiro, nada más.

—Eso.

Hana corresponde a las palabras de Zeli.

—Pareces desanimada, Hana.

—Casi me la matan ¿sabes?

—¿Oh?

Miras curiosa a Hana.

—Debo mejorar.

—Saeko. Debes entrenar.

—¿Entrenar...?

Zeli se sienta en la cama y te mira fijamente.

—Este demonio, si no fuese por Sanemi... dudo que yo pudiese vencerlo. No defendiendo a alguien.

Alzas tu ceja curiosa.

—¿Defendiendo a alguien?

—Hana es buena, pero en esta misión fue un estorbo.

—No lo digas así...

—No. Lo digo justo para que se de cuenta. Lo mismo pasa contigo. Podremos estar seguros a la espalda de los pilares, pero sin duda solo seremos estorbos.

Miras a Hana.

Ella tenía sus puños apretados, pero seguía bocarriba y con los ojos cerrados.

—Saeko, tómalo como gustes, pero no permitiré que vaguees.

—No tenía pensado-

—Bien. Me volveré a separar de ti, iré junto a Hana con Sanemi, quiero mejorar lo más posible.

—¿Con Hana?

La nombrada de sienta en la cama y te mira.

—Debo ser más fuerte.

La observas en silencio.

¿Cuál era su objetivo?

No se lo habías preguntado ¿por qué...?

—¿Cuál es tu objetivo, Saeko?

Cuando el albino te habla, viras a verlo.

—¿Eh?

—Entiendo que te interese estar con algún pilar, pero de momento enfócate en ti misma.

Asientes.

—Ha...

Él se estira.

—Eso quería decir. Los malditos demonios son otro tema, dan asco. Puta mierda.

Hace mala cara.

—Me encargaré de pedirle a Rengoku-sama de que ayude. Kanae-sama continuará dándote ayuda de vez en cuando, pero quizás deberías ir más cerca de la villa de Rengoku-sama.

Tu y yo en Kimetsu no Yaiba [Mujeres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora