Día seis: Fotos

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Una nueva mañana había llegado, el sol resplandeciente y molesto de un jueves estaba obligándolo a despertar, incluso si la luz realmente no alcanzaba a molestarlo, sabía que estaba allí, burlándose de él. Pero, a defensa del astro rey, ¿Quién no se burlaría de tal patético muchacho que agonizaba internamente desde el borde de su cama?

Gruñendo molesto cuando los dolores punzantes en su cabeza solo aumentar al intentar levantarse o, como mínimo, moverse.

Tal vez las mil y un dudas que obstruían su cerebro no eran suficiente para el universo que quería torturarlo, tal como si le dijera un "¿Estás seguro de lo que haces?" Lleno de burla.

Y la verdad era que Yoongi a esas alturas ya no estaba seguro de nada.

Luego de cinco minutos de puro lloriqueo irritado por la resaca del día anterior, el alto y supuesto "adulto" terminó por sentarse en el borde de su cama, tronando sus huesos de forma exagerada al estirarse y frunciendo su ceño al percibir el olor a alcohol que emanaba de sí mismo y su ropa, misma del día anterior que no se había cambiado cuando Jungkook lo dejó tirado en su departamento luego de un viaje entero lleno de comentarios asombrados, confundidos y particularmente estresantes de parte del mayor al menor.

"¡¿Estás intentando terminar con Taehyung?! ¡¿Acaso estás demente?!"

Una risa sin gracia escapó desde la garganta de Yoongi al recordar aquel comentario en particular.

No estaba demente, era un idiota.

Con pereza y ánimos bajo el subsuelo, el castaño se levantó, restregando su cara con sus manos en un intento de minimizar la fatiga que le exigía regresar a dormir por al menos diez horas más. Se encaminó al baño para realizar la típica rutina de higiene personal, quedándose observando su reflejo por un instante después de haberse cepillado los dientes.

Ojos levemente hinchados, rostro rojizo por la brusquedad con la que presionó la toalla de baño contra su rostro, labios partidos en su borde y cabello con claros indicios de poder quebrarse pronto. Seis días bastaron para que, desde su propio punto de vista, se convirtiera en una versión detestable de sí mismo.

Porque, para el resto de personas, Yoongi se veía exactamente igual que hace siete días atrás, día en el que tuvo una cita con su novio, terminó su tarea sin prisa y disfrutó de su día libre gracias a ser completamente ignorante de los planes de sus padres de volver a la capital.

Ahora su relación dependía de un hilo tan delgado como el de una araña que él mismo fabricó de forma voluntaria, por ser incapaz de darle la cara a alguien tan valioso como Taehyung y negándose a cualquier otra opción, temiendo que en otra situación pudiera salir más lastimado de cómo iba quedado con aquel absurdo plan que le consumía todas sus energías. Cualquier error en un momento como ese terminaría en un desastre que implicaba sufrimiento inevitable para uno de los dos involucrados, según Yoongi, aunque el dolor sería para ambos, según la realidad.

Suspiró pesado cuando un dolor de cabeza le hizo arrugar su expresión. Necesitaba un baño

Con eso en mente, se dirigió a la ducha.

Luego de la discusión que tuvo con Taehyung la noche anterior, lo único de lo que estaba seguro en ese momento, era que el momento perfecto para terminar con todo y así dejar libre al mayor de una vez por todas era ese.

Taehyung merecía a alguien mucho más sensato y maduro que Yoongi, por supuesto que sí.

Su cabeza dolía un infierno por la resaca a pesar de haber tomado todas las pastillas y remedios caseros que su hermana mayor le había dicho que debía ingerir para sentirse menos muerto, aún así el dolor permanecía allí molestando, como si una aguja atravesara su cabeza desde adentro y no terminara de salir. Sin embargo, eso no era impedimento alguno para que su consciencia lo atormentara de forma lenta, dolorosa e insistente, repitiendo una y otra vez como un eco distorsionado o un delirio de una borrachera la misma frase dicha por Taehyung cuando discutieron frente al bar.

Cómo perder un novio en siete días ★ TaegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora