Capítulo 4: Pirámide

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El sueño comienza cuando el ser humano pierde la consciencia y cae dormido, llega y sustituye el lugar del pensamiento racional para introducir esta parte de tu cerebro en la zona subconsciente, con variable profundidad dependiendo de la fase correspondiente al sueño.

Los humanos soñamos para procesar la información recibida o reinterpretada en el cerebro durante el día. Todo el mundo onírico procesa pensamientos y recuerdos de forma aleatoria contigo como un mero espectador de tu propia mente, normalmente movido al son de los sueños, el ser humano se mueve por ellos de forma automática. No obstante, es sabido que en ciertas fases del sueño en las que la parte consciente del cerebro no está totalmente dormida, podemos emplear cierta consciencia e incluso concluir que nos mantenemos dentro de un sueño, marcándose así como un sueño lúcido.

Un sueño lúcido ocurre cuando ciertas partes de tu cerebro que deberían estar apagadas interaccionan con el mundo subconsciente donde tiene lugar tu sueño y te permiten tener cierta libertad y consciencia sobre la situación.

La cuestión es si esa sensación es real o no, si es en realidad otro proceso cerebral para creer que entendemos lo que ocurre en el mismo. Si, en realidad nuestro cerebro y nuestro subconsciente engañan a la pequeña parte consciente sin saber que en realidad todas sus acciones dentro de ese mundo metafísico de sueños ya estaban planeadas de antemano por el algoritmo desconocido aparentemente aleatorio que mueve el tejido y la estructura de nuestros sueños.

La estructura que mantienen los sueños humanos suele ser tremendamente irregular pero sigue ciertos patrones que pueden o no determinar características de esas mismas personas. Esos patrones sueñen consistir en hechos sencillos, como caídas, parejas amorosas, amigos o criaturas extrañas en el caso de pesadillas y, todas ellas , son características comunes y reincidentes en la mayoría de los sueños humanos.

Estas cosas suelen relacionarse con haber perdido relaciones , haber visto una película de terror o con traumas que se manifiestan de forma metafísica en nuestro subconsciente, y es bastante acertado, pues todas estas cosas afectan significativamente en los sueños, pues son parte de nuestra vida y se marcan en nuestro cerebro de forma inconsciente.

La profundidad en la que se manifiesta un sueño depende de la fase en la que se encuentre y puede darse el caso de una parálisis del sueño, producida por el miedo y la impotencia que da la falta de movimiento en ese tipo de sueños, pues en ellos normalmente tu cuerpo aún no está completamente despierto y está en medio de una fase del sueño.

Algunas partes de tu cuerpo en cambio si puede que estén despiertas, como los ojos, pero aún sigues soñando a pesar de que tus ojos envíen información al cerebro y genera esa sensación de estar despierto pero con imposibilidad de moverse libremente, lo cual causa mucho estrés y puede llegar a provocar miedo proyectado en tu sueño, normalmente en forma de sensaciones táctiles o sonoras, incluso visuales, viendo en esa habitación recreado con tu cerebro con algo de información que recibes por los ojos criaturas extrañas o sombras que el propio cerebro sabe que te causan el máximo terror posible.

Estas parálisis pueden ser lúcidas o no, pero en raras ocasiones los sujetos que las tienen son capaces de despertarse por su cuenta, por mucho miedo que tengan.

El estudio de estos fenómenos indica que muchos de estos sueños y pesadillas son determinantes en el estado psicológico del cerebro y pueden llegar a ser muy dañinos para la salud mental humana. Siendo así también indicadores de brotes psicóticos y de ser extremadamente comunes, signos de leves esquizofrenias, ansiedades, depresión y otros trastornos psicológicos o nerviosos.

Tribulaciones de la razón humana y física retóricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora