Capítulo 7: Utopía

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El ser humano tiende a recrear la verdad a su gusto, a su imagen idealizada, para rellenar las imperfecciones de la realidad.

El mundo es, por supuesto, imperfecto, debido a la estructura del universo basada en el caos y es el ser humano el que por décadas busca e idealiza la perfección como una meta y la aplica a al mundo que le rodea, intenta crear la perfección de forma artificial y aplicarlo a su estándar de vida.

Un sueño recurrente en la mente humana durante siglos ha sido la creación de Utopía, un mundo o civilización ideal donde todo funciona de forma aparentemente "perfecta" e idealizada, donde apremia la libertad y la razón y toda la humanidad vive en paz y armonía. Este sueño recurrente en los hombres ha llevado a miles de obras de ficción basadas en este mundo ideal.

La idea central de ello se acomoda en la mente humana, en su ansia de control y de poder,

el hombre ansía controlarlo todo, destruye y mata por poder, para sentirse seguro, como otros animales, busca al absoluto dominio de lo que lo rodea aunque esto signifique su destrucción.

Es parte de la naturaleza humana el, precisamente, ir en contra de ella. Aunque ello parezca contradictorio tiene mucho sentido ya que para un ser presuntamente inteligente, ser abrumado por la fuerza de una naturaleza que medianamente comprende no es una opción.

Es desde esos tiempos inmemoriales por los que el ser humano comenzó a utilizar el fuego y comenzó a criar ganado que buscamos ese ideal, es porque el hombre se siente desprotegido ante la naturaleza , tiene miedo porque no comprende, y no comprende porque tiene miedo.

Ese ciclo rige toda nuestra forma de actuar frente al mundo de forma generalizada, cogemos lo que queremos, no lo que necesitamos, somos caprichosos, somos codiciosos, somos deshechos en este mundo y aún así, no podemos escapar de la naturaleza que nos rodea, es una fuerza mucho más poderosa de lo que ningún humano puede comprender .

Buscamos ese sentimiento de perfección idealizada en todo lo que nos rodea e, ingenuamente intentamos controlarlo en vano.

No hay una conclusión válida o definitiva para el este mismo planteamiento humano, pero es curioso observar como se repite una y otra vez, a lo largo de los años y de nuestras vidas.

Continuamente vemos como progresamos hacia delante, impulsados por el miedo a la muerte, los humanos creamos la medicina, aumentamos nuestra esperanza de vida y mejoramos nuestras costumbres alimenticias estandarizándolo. Es esa capacidad de adaptación, del cambio, lo que nos permite estar aquí, es parte de nuestra inteligencia genética. La necesidad de hacer un mundo dentro de nuestro supuesto espectro de perfección no es sino un capricho filosófico que pensamos que podemos permitirnos, un mundo onírico fantástico con el que fantaseamos, el cual no viene de nuestra genética, pero que durante cientos de años hemos ido interiorizando como una solución al enigma de nuestro paraíso.

El enigma del paraíso es esa imperiosa necesidad de conocer todo lo relacionado con los mundos que nos separan del cuerpo al morir, el Edén o el Nirvana de forma espiritual que queremos encontrar con la paz, ya sea temporal o eterna, esos mundos no hacen sino fortalecer y replicar nuestra ansia de perfección universal. Ningún humano ha vuelto de entre los muertos para explicarnos ese mundo, ninguno lo hará, y es tan solo con la profunda meditación que se logra algo similar a la disociación suficiente como sentir como son esos mundos ideales, como es la misma muerte y también ciertas drogas , la mayoría de origen psicodélico tienen esas cualidades aparentemente fantásticas.

Nada mas lejos de la realidad, todo son ilusiones generadas por nuestra mente, que , como a un esquizofrénico, le dan lo que buscan, o no. Son proyecciones de nuestro propio subconsciente solapando nuestra parte más racional y consciente que nos atrapan y confunden, son tan reales como tu creas que lo son, al igual que la Utopía.

Tribulaciones de la razón humana y física retóricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora