Capítulo 4

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Durante las siguientes semanas, Wanda se alejó de sus vecinas, se encerró en su casa y no volvió a salir. Ésto le pareció extraño a Katelyn, pues ella esperaba impacientemente a que Wanda saliera, y para ella, le sonó muy extraño que al ser supuestamente una persona normal, debería ir a comprar al supermercado.
Wanda se limitó a estar en su casa leyendo y releyendo varios trucos que luego practicaría.

Semanas después, vino por fin la reunión de las brujas, se volvió a completar el ciclo lunar (para ellas).
Era una noche fría y oscura, el ambiente era húmedo y denso, escalofriante y espeluznante. Todo el pueblo estaba vacío, las farolas apenas iluminaban, y todos las habitantes menos Wanda se habían reunido alrededor de aquel extraño pozo, pues era allí donde se reunían, en medio del bosque alrededor de un pozo.
Era una noche de invierno, pero eso no evitó las ganas de Wanda de pasearse por el pueblo aunque fueran las once y media de la noche.
Wanda se abrigó bien y salió de su casa. Se adentró en el bosque, subió por una pequeña colina y encontró un pequeño banco rodeado de plantas y de oscuridad. Wanda se sentó para notar el silencio de aquel lugar e inhaló el aire fresco y limpio de la montaña. La brisa corría y Wanda cada vez se abrigaba más.
En su interior seguía conteniendo todo aquel dolor que la obligó decir:

– Sigo acordándome de tí.

Wanda miró la luna llena que iluminaba todo el banco en el que estaba sentada. La luz volvió a aquel lugar, y mientras Wanda seguía conteniendo sus lágrimas, las estrellas brillaban por ella y para ella.

– Nunca creí que un robot y una bruja se enamoraran, pero, ahora yo no puedo vivir sin tí– dijo con una lágrima en la mejilla, pero con una sonrisa.

En sus manos aparecieron raíces de humo rojo, de sus poderes, niebla de color rojo rodeó a la bruja. Wanda aguantó duramente para que no salieran de ella, sus poderes, descontroladamente. Apretó los puños con fuerza y cerró fuertemente los ojos. Varías lágrimas cayeron y mojaron su rostro hasta caer y mojar su pantalón oscuro. Se tapó la cabeza con la capucha de su traje de bruja y se secó la cara con las manos.

Mientras recobraba su estado de ánimo, Wanda se percató de una luz entre los árboles del bosque. La luz estaba alejada del pueblo, y aquello le extrañó a Wanda. Ella bajó sigilosamente hasta donde estaba la luz. Se escondió entre los árboles y los arbustos y escuchó a gente hablar:

– ¿Qué ha pasado con la nueva habitante?– preguntó la Madre superior.

– Madre superior– dijo Jessica algo nerviosa–. Desde hace unas semanas no sabemos nada de ella. Se encerró en su casa y no ha vuelto a salir. ¡Y todo por culpa de la familia Riverclow!– acusó la bruja mientras señalaba con su arco encantado a Alison y a Katelyn que estaban a un lado las dos cabizbajas.

– ¿Y eso por qué?– preguntó la Madre superior.– Alison, ¿qué ocurrió?

– Madre superior– dijo Alison con voz temblorosa–. Invité a la nueva habitante a comer en mi humilde hogar, pero al preguntarle si estaba casada ella se negó, aunque sabía que era mentira, por eso le pregunté sobre su amado, pero ella no quiso contestar.

– Se fue algo desanimada y se encerró en su casa para no salir jamás– interrumpió Katelyn.

– ¿Eso es todo?– preguntó la Madre superior.

– Sí– respondió Jessica con gesto severo.

Wanda se quedó totalmente alucinada al oír que la espiaban, que querían saber de su vida para algo que ella realmente no sabía. Además de que dijeron "Madre superior" e hicieron una reunión a escondidas quién sabe por qué. Y hasta el momento, sólo había visto chicas en el pueblo, aquello le extrañó en ese momento a Wanda porque sólo escuchaba en ese momento voces femeninas.

The Scarlett WitcherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora