CAPÍTULO 53

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Kenny Ackerman solía pasar las tardes después del trabajo en un pequeño club en los barrios bajos de la ciudad. Ahí se reunía con un par de amigos para beber y jugar apuestas hasta que el sol se ocultara, o se quedara sin dinero.

Había criado a su sobrino desde pequeño, ya que su madre fue incapaz de sobrevivir a una enfermedad que la consumió hasta los huesos. No se quejaba, el niño había aprendido a valerse por sí mismo desde muy joven en tanto a los estudios se refería, y eso le bastaba, apreciaba que Levi fuera un buen estudiante y que cuando fuera un adulto lograra ser un universitario. Afortunadamente, aunque con limitaciones y su evidente problema de apuestas, no les faltó comida, ropa y un techo al que llegar.

Esa tarde, como siempre Kenny se había reunido con sus amigos en el club y había estado bebiendo por un largo rato. El juego en esa ocasión fue el pocker. Se presentaron algunos tipos que no habían visto por ahí para jugar con ellos también. A todos ahí les parecieron algo sospechosos pero no era cosa que no pudieran resolver.

Al cabo de un rato la mayoría, incluyendo a Kenny estaban bastante ebrios, entonces, los ánimos comenzaron a calentarse. Todo porque al parecer los sujetos que nadie identificaba habían comenzado una especie de riña. El asunto era que alguien estaba haciendo trampa y sacaba cartas de debajo de la base de la mesa, pues tenía una pequeña abertura entre esta y el tablero.

Kenny entró en la discusión porque uno de sus amigos era el implicado en la acusación. No fue hasta que estaban lo suficientemente calientes que comenzaron los golpes. Tanto bancos, mesas, latas y tarros salieron volando por todos lados. Todo mundo propinaba golpes por doquier, el estado de ebriedad de la mayoría hacía que no se dieran cuenta si le atinaban a alguien del bando contrario o ya estaban golpeándose entre sí mismos. Después de un rato se escucharon dos estruendosos disparos y fue así cómo se detuvieron.

Al cabo de unos minutos notaron que Kenny había quedado herido severamente, pues fue de los primeros en caer debido a un golpe en la cabeza, y en lo que duró la trifulca este fue amasado por la mayoría de botas presentes en el lugar. Como el dueño del club no quería problemas ordenó a los meseros que lo sacaran del lugar y lo tiraran en cualquier sitio, para colmo, ninguno dijo nada, ni siquiera sus "amigos" con los que compartía cada tarde de juerga.




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Si bien Uri Reiss nunca fue una persona que gustara del ejercicio intensivo, salía a correr todas las mañanas por el parque cercano a su casa, pero esa mañana ocurrió algo poco usual.

Había un hombre malherido e inconsciente en el suelo, abandonado y sucio de sangre. Uri era demasiado amable por lo que mostró una preocupación inmediata y se acercó a él. Cuando se dió cuenta de que había sangre coagulada en la cabeza y que de cerciorara de que aún tenía signos vitales, llamó rápidamente a una ambulancia para que fuera hospitalizado.

LAS ALAS DE LA LIBERTAD - ERURI 💞🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora