Al Monte obligado

Parte 1

Todo comienza un 12 de Septiembre, era un dia que hacían bajas temperaturas por la época del año que nos encontrábamos y los pocos rayos de sol que llegaban, llegaban disimuladamente a pocos sitios de la ciudad. Eran las 7 de la mañana y como por costumbre Elisa se fue al baño a prepararse pues le esperaba una dura jornada de trabajo para luego a la noche después de horas trabajando en la casa de los Wilson poder llevarse apenas algunos céntimos que le dieran por recoger y limpiar la ropa. Eliza para poder sobrevivir depende de su marido, éste trabajaba en la mina de una forma exhaustiva, cuando llegaba a casa lo primero que hacía era beber un poco de agua, cenaba y seguido se iba a la cama. Una vez en la cama tardaba apenas pocos segundos en quedarse dormido. La situación familiar era mala, era impensable tener un hijo en esos momentos, Eliza pensaba que era un mal pensamiento traer un hijo a este mundo en esa situación pues qué futuro le deparará y que juventud viviría? Acaso no tendría que ir a trabajar a la mina con su padre en caso de que fuera varón o en otro caso si fuera mujer tendría que ayudarla a limpiar la suciedad que otros producen por apenas dinero. Por lo que traer un hijo en esa situación podía considerarse una locura. Algunos de las casas de al lado habían tenido hasta 8 hijos por pareja, Eliza esto no lo veia nada logico, y un dia con toda confianza se fue a preguntar el porqué de esta situación, estos le respondieron que tenían tantos hijos para poder vivir de ellos, los utilizaban desde una edad temprana en la fábrica para poder llegar a sitios donde un hombre adulto y con el cuerpo desarrollado no podía llegar, el niño aprovechando su estatura y el poco cuerpo que tenia podia llegar a esos sitios inverosímiles al que una persona normal o corriente era impensable que podría meter la mano. Eliza al escuchar esto se quedó trastornada sintió como su cuerpo se venía abajo y llegó a marearse en la casa de dichas personas. Tardó varias semanas en recuperarse de tal susto, era una chica muy comprensiva y de una familia adinerada, sus padres poseían varias industrias por toda España pero después de la crisis por circunstancias que Eliza jamas conto se vieron obligados a venderlas y a mudarse y acostumbrarse a otro tipo de vida. El dinero que lograron por dicha venta, vieron como rapidamente desaparecio, era una cantidad pequeña dinero pero tal vez sería el dinero que una persona que trabaja en la mina podría ahorrar durante toda su vida. Eliza acostumbrada a un nivel de vida de lujo no supo administrar bien su dinero y vio como ella y su marido cayeron en un barrio marginal a las afueras de la ciudad y se vieron obligados a trabajar en cosas que antes habían rechazado sin ningún tipo de duda.

Los rayos de sol ya iba cogiendo más intensidad y salir a la calle ya era más agradable, era una situación bastante complicada para los habitantes de dicha ciudad, pues apenas poseían abrigos y la poca gente que tenía uno no lo necesitaba pues dispone de calefacción en su casa, de modo que cuando llegaba una temporada de mucho frío, era normal que varias personas murieran y otras cuantas enfermaron. Dicho esto vemos la importancia que tenía el sol en sus vidas, era un pequeño dios del que de él disponía su vida, cuando el sol no se dejaba ver o no llegaba con fuerzas, ellos sufrían y cuando estaba con toda su fuerza dia si y dia tambien es cuando realmente podían estar agustos. De modo que para ellos ese si era un Dios y no el que los dueños de sus empresas y el estado les metían en la cabeza que era. Eliza y su marido tuvieron suerte de que en aquella temporada los barracones y las tiendas de los dueños de la mina queda prohibida sino su situación podría llegar a ser mucho peor o podría ser que ya no estuvieran ni vivos.