La señora escolopendra / primer interludio

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110 años atrás

¿Fueron los pilares igual de fascinantes siempre?

No, porque no tuvieron la experiencia necesaria de los que les precedieron.

Akaza da buena fé de ello.
Recordaba varias veces aquellos tiempos en los qué... aún siendo una luna superior, temía más a los demonios que a los cazadores.
Una experiencia aterradora seguida justamente de una decepcionante.

.

Un espadachín, rondará los 25 años, porta una ahori color verde a rayas azul turquesa.

Osamu lleva apenas dos años en la posición de pilar del agua y ha demostrado ser un intrépido soldado al servicio de la salvación de la humanidad.

El es, lo que algunos dirían, un soldado en pleno esplendor de su juventud guerrera.
Deben aprovechar ese impulso de confianza y poder mientras dure.

Ha asesinado una buena cantidad de demonios a lo largo de sus entrenamientos y conforme ha ido escalando puestos cada vez más representativos de su poder.
Se le ha considerado digno, de ser elegido pilar del agua y debe hacer honor al juramento.

Hace poco mató a su segunda luna inferior.
Le había costado significativamente menos que la primera lo cuál quería decir que ya no le suponía un excesivo problema.
De hecho él mismo temía creer que había sido lo suficientemente fácil como para compararse con una luna superior.
¿En serio se estaba comparando con su hermana?
O... Aquella chica que murió por protegerlo cuando era niño y ella apenas con quince años había ejecutado a una luna superior antes de morir por las multiples heridas recibidas.
Nunca olvidará esas imagenes... la chica mirandole mientras su mano izquierda sostenía una nichirín perteneciente a su padre.
Y el brazo se desprendía lentamente del hombro, la boca abierta inmóvil y a cada respiración un chorro de sangre se escapaba entre los labios.

Jamás entendería que había conseguido su hermana que ningún otro ser humano era capaz de lograr.
Matar demonios sin entrenamiento era cuestión de suerte... ¿Pero una Luna superior?
A quien lo contaba lo tomaba por un bromista con muy mala hostia. Por eso, no hablaba con nadie.
Tampoco olvidaría la expresión de ira asesina que se marcó en el rostro de su hermana, cuando sus ojos se tornaron extrañamente persistentes en la busqueda de una presa y su frente se coloreaba con el rojo oscuro de su marca de nacimiento.

Jamás lo entendería, pero daba gracias por ello aunque seguía sintiendo la culpa de no haber sido capaz de nada para salvarla.

En su concentración sobre su pasado, como solía sucederle, por eso le llamaban "El pilar de popa", escucha unas hojas caer y vuelve a observar a su el mundo tal y como es.

Algo se ha movido y una presencia lo ha confirmado.
Hay un persistente latir de un corazón ajeno, emocionado, como si sonriera por si sólo.

-¿Te escondes?- lanza a su enemigo.

Caen unos pies sobre una rama alta delatando deliberadamente la presencia del nuevo allegado.

-¿Perdido cazador? A estas horas de la noche tu mera presencia es como un mensaje de provocación.

Osamu se lleva las manos a la espada y desenvaina en dirección al demonio.

Piel azul y prominentes musculos en un cuerpo atlético y equilibrado. Solo por su apariencia física ya se sabe que no es corriente... es más, debe ser una luna superior.

¿No buscaba una oportunidad como esta para probarse?
Que pensamiento más estupido, la muerte le estaba sonriendo en frente con una maquina de matar.

Debía conservar la tranquilidad, a fin de cuentas, no era un puñilar por nada.

Respiración del agua
Novena postura: salpicadura caótica.

Kimetsu no Yaiba: El filo del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora