Hechizados (The Puppeteer x TN)

2° Cap."Mi mejor amigo, Alek"

Narra Hanna

Mi día libre ha llegado, esbozo una sonrisa, ya que hoy me dejan salir de casa y alejarme bastante, para ser precisa hasta el lago, a las afueras del pueblo.

Busco desesperadamente una caja marrón debajo de mi cama, la cual encuentro en poco tiempo, para así ordenar las cosas que saqué de ahí y salir de la habitación.

-¿Ya te vas, Hanna?

-Si señor Burton.

-¿Vas a llevarte esa cosa como siempre?-Pregunto Inna con algo que, yo describiría, temor.

-Si, ¿Por qué?

-Dejála Inna, solo es una muchacha, además, ¿Qué tiene que se lleve a Alek?

-Bueno,-Se acomodó las gafas-primero que nada, Hanna ya tiene dieciséis años, ya no es una niña para andar jugando con muñecos.

-Alek no es un muñeco.-Me defendí.-Es una marioneta.

-Ese no es el punto. A lo que quiero llegar es que no es normal y su aspecto me da pavor, te juro que cuando lo dejas fuera de la caja él solo se cambia de lugar.

El señor Burton suelta una leve risilla, yo por mi parte, me aguanto las ganas de decirle a mi amiga que los hechos que me relata no son producto de su imaginación.

-Tonterías.

-No estoy bromeando, es más, creo que deberías deshacerte de él.-Se dirijio a mi.

-Sabes que no lo haría.-Fruncí el ceño.

-Ya basta, Inna, ¿No tenías que hacer un ensayo sobre la nutrición o algo así?

-¡Es cierto! ¡Se me olvidó por completo!-Se fue corriendo sin decir nada más.

-Yo ya me voy, adiós señor.-Dije sujetando fuertemente la caja.

-Adiós Hanna, no regreses tarde.

Salí de mi hogar con algo de prisa, Alek debe de estar molesto, siempre que Inna dice ese tipo de cosas acerca de él, la asusta cuando lo dejo fuera de su caja y, hasta a veces, le esconde sus cosas.

Camino por el bosque, los espesos árboles me rodean y transmiten la sensación de perderme entre ellos. Sus verdes hojas se agitan al compás del viento junto a mis ropas y desordenados cabellos.

Al confirmar que estoy completamente sola y no hay nadie, abro con cuidado la desgastada caja, sacando a mi mejor amigo de su "escondite", dejandolo sobre la tierra del suelo. Coloco mis manos sobre su pecho y pongo en práctica mis "dones", como los llama el señor Burton, él único que sabe que puedo hacer que Alek cobre vida. Cierro los ojos y me concentro lo suficiente, imagino una luz resplandeciente, trato de transmitir la cálidez que esta pueda llegar a emanarme; después solo espero hasta sentir ese partícular hormigueo en la palma de mis manos, sonrío satisfecha y abro mis ojos: una brillante esfera blanca casi transparente roza la punta y largo de mis dedos, rodeda de un "aire" púrpura.

Introduzco la esfera donde deberían estar los pulmones, viendo como esta atraviesa a mi marioneta sin dañarla, hasta estar totalmente dentro de él.

Espero un momento hasta que veo a mi amigo mover uno, dos, tres, todos los dedos de sus manos y el resto de los miembros de su cuerpo. Alek se levanta de un salto y al "verme" se lanza hacia mí para abrazarme, a lo que yo correspondo su muestra de afecto.

-¿No estas molesto por lo que dijo Inna?

Él solto un gruñido grave, confirmando su ira.

-No te enojes, ¿Si?, ¿Qué te parece si vamos al lago?

Mi títere asintió frenéticamente, luego tomo mi mano, por lo que emprendimos el camino al lugar antes mencionado.

Mientras avanzamos, una extraña sensación me invade, como si fuera vigilada. Me detengo por un instante y con la mirada recorro el paisaje, de repente, un brillo extraño atrapa mi atención, Alek ladea la cabeza confundido por mi reacción. Me acerco con cautela al objeto, descubriendo unos fuertes pero delgados hilos dorados...