1° Cap."Hanna"

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Narra Hanna

Desperte por los fastidiosos ruidos de los gallos del pueblo, como me gustaría lanzarles uno de mis zapatos para callar los sonidos que hacen, son en verdad tan molestos.

Me levanté con pereza de la cama, cambie mi cómodo camison de dormir por el vestido de la comunidad menonita donde habito. Tal vez se pregunten ¿Qué haces viviendo ahí? A las afueras de este lugar me encontraron, y por lo que me explicó el señor Burton, al parecer mis padres estan muertos. Así como no tengo familia, carezco de apellido. Lo único que sé es que mi nombre es Hanna.

Me dirijo al baño y me lavo la cara para luego salir de mi habitación y dirijirme a la cocina, donde ya se encuentra el viejo señor Jasper Burton, él se ha encargado de mí desde el día que me rescató a punto de morir de desnutrición y deshidratación al poco tiempo de nacida.

—Buenos días Hanna.

—Buenos días señor Burton

—¿Aún no se ha levantado Inna?

—Todavía sigue durmiendo.—Respondí tomando asiento en la mesa.

—¿Hablaban de mí?—Dijo Inna al entrar al comedor con una blusa aquamarina, pantalones y su bata blanca.

Inna es una estudiante de medicina en proceso de convertirse en doctora, vino aquí a practicar hace 3 años y dentro de un periodo de tiempo más regresará a su estado natal y hará su tesís para después recibirse como profesional. No quiero que se vaya, yo la aprecio mucho, me he encariñado con ella y es mi segunda mejor amiga además de Alek. Ella me enseñó a sacar cuentas, perfeccionar mi lectura y escritura; e igual me ha defendido de los malos tratos de las personas del lugar.

—Bueno—Inna saco sus lentes del bolsillo de la bata—¿Qué les apetece desayunar?

—¿Comida?

—¿Qué comida señor Burton?—Cuestiono mi amiga.

—¿Podría ser unos panecillos con miel?—Propuse.

—No suena mal.

—Bien, bien eso haré—Inna agarro todo lo que necesitaba e hizo el desayuno.

El desayuno paso tranquilo y lo acompañamos con un vaso de leche para cada quién. Al terminar, yo lavé las cosas que sirvieron para preparar la comida. Luego fui a la habitación de Inna y repase la ortografía y problemas matemáticos con ella. Cuando mis clases terminaron fui a ayudar al señor Burton con los animales y las cosechas del mes.

—Hanna, lleva a las ovejas al corral.

—Si, señor.

Me acerque con cuidado al rebaño, en ese momento las ovejas rápidamente se reunieron en grupo, algunas se pusieron en posición de defensa y otras se limitaron a decir su característico "bee", la verdad nunca entenderé porque hacen eso, siempre que me acerco a ellas actúan de esa manera, como si estuviesen frente a un lobo. Basto con solo unos cuantos pasos para llevarlas al corral y encerrarlas, no lo considero una tarea díficil.

—¡He terminado!—Grité feliz, a pesar de estar acostumbrada a este tipo de labores, no evito sentirme cansada al realizarlas.

—Vaya, que mocosa tan... escandalosa.—Una voz con cierto tono elegante sono a mis espaldas, no lo dude y dí media vuelta para encontrarme con la "señorita" Cordelia.

Cordelia Hamilton es la esposa del señor August Hamilton, un buen hombre que hace un poco más de 6 años llegó a vivir a la aldea junto con su esposa, quien es más jóven que él, con su dinero ha ayudado a la gente del pueblo proporcionando servicios gratuitos de salud, los cuales se encarga de pagar. Mantengo apretados los labios, si no quiero problemas será mejor tratarla de la manera que ella cree que se merece.

—Buenos días señora.

—Tardes, muchacha torpe. Son un poco más de las dos de la tarde. Y para tí, soy señorita Cordelia, ¿Te quedó claro cabeza hueca?

—Si, señorita.—Musite.

—Oh, cariño, aquí estas. Ya he hablado con el señor Burton. Veo que estas platicando con Hanna. ¿Cómo has estado jovencita?

—Muy bien señor.

—Tal vez deberías comer un poco más, te ves demasiado delgada.-Dijo preocupado.

—No se preocupe, me estoy alimentando como es debido.

—Querido, ¿No crees que ya es hora de irnos?—Cordelia se aferro al brazo de su esposo, juro que su voz se escucho irritada.

—Claro querida. Hasta luego, y cuidate Hanna.—Se despidió con un gesto de mano.

Los vi marcharse a los dos. No comprendo como un hombre como el señor August acabó con alguien como Cordelia, la cual a pesar de tener esa cintura marcada, piel de porcelana y unos preciosos ojos verde esmeralda junto con esos cabellos castaños rizados, sea mala y cruel con sus comentarios y sus acciones; mientras que él, noble y bueno a pesar de sus 50 años, tener esa barba pelirroja con su cabello corto y perfectamente peinado, tono de piel intermedio y esos lindos ojos azules; supongo que así es el amor, ¿No? Después de todo, ¿Quién soy yo para juzgar? Apenas y tengo dieciséis años y no me he enamorado ni nada por el estilo.

Suspiré, definitivamente tengo mucho que aprender de esta vida.

Hechizados (The Puppeteer x TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora