El instructivo

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Estaba exhausto mientras corría una vez más hacia el edificio de la escuela

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Estaba exhausto mientras corría una vez más hacia el edificio de la escuela. Mi pequeña corbata roja parecía una lengua fuera de la boca cada vez que mis piernas cortas se esforzaban por avanzar más rápido.

-Puedo hacerlo -dije al llegar al pie de las escaleras. Me veía jadeante con el sudor en la frente y las mejillas sonrojadas. Mi gesto en el exterior era de determinación. Por dentro me moría de pánico.

Subí de dos en dos los escalones, suplicando al cielo y a los ángeles que mi libreta continuará bajo el cajón de mi pupitre. No temía que me la robaran o copiaran la tarea de álgebra, sino que estaba preocupado de que un buen samaritano la encontrara para llevarla a objetos perdidos y, en su curiosidad, la abriera y descubriera un título extraño entre las páginas con dibujos deformes de All might, y las múltiples iniciales "I + K" encerradas en un corazón al pie de página.

Un título bochornoso que decía:

"INSTRUCCIONES PARA CONFESAR MI AMOR A KACCHAN"

Mi mayor pánico y que hacía a mis rodillas temblar es que fuera el mismo Kacchan que pudiera hallar esa vergonzosa libreta y hallará el instructivo de mi intentó número sesenta y uno. ¡Si ya eran 61!

Mi intentó número 60 fue hace unas pocas horas. Cómo las 59 veces anteriores había planeado todos mis actos y en listado cada punto en mi libreta. A la 1:55 debía dirigirme a la cafetería sabiendo de antemano que Katsuki a las dos en punto se sentaba en la mesa del fondo del lado izquierdo del comedor, justo después de servirse ese ramen picante que tanto le gustaba. Tenía cinco minutos aproximadamente antes de que los escandalosos de Kirishima y Kaminari invadieran su mesa y perdiera mi oportunidad.

El plan de confesión se estableció de forma sencilla: una confesión clara y breve, seguida de una retirada inmediata para darle a Kacchan espacio para procesar mi declaración.

Ya eran las dos. Caminé por el pasillo de la cafetería hacia su mesa llevando un plato de filete de cerdo empanizado y frito y un bol de arroz. Las piernas me temblaban y el corazón me palpitaba tanto que estaba apunto de vomitarlo por la boca pero soporté el malestar estomacal. El asunto de la confesión tenía que ser resuelto con precisión y rapidez, tan simple como traer a la mesa mi plato favorito y decir: "Me gusta el Katsudon y también me gustas Kacchan" así de conciso debía ser el mensaje y luego debía escapar antes de vomitarle encima el desayuno.

Sin embargo, debido a la prisa, no me di cuenta de que mis zapatos tenían los cordones sueltos y, justo cuando estaba a punto de llegar a su mesa, tropecé. Involuntariamente, dejé caer el plato y el filete de cerdo terminó en su rostro, cubriéndolo con el empanizado, el aceite y el arroz encima de su cabello.

-¡Maldita sea! -exclamó Kacchan mientras se levantaba y se quitaba el Katsudon de la cara, evidentemente molesto. -¡No puedes hacer ni siquiera una cosa tan simple correctamente! -me regañó mientras sacudía el arroz de su pelo con mal humor. -¿Cuántas estupideces van ya? ¡Sesenta! ¡Sesenta días seguidos en los que termino mojado, golpeado con una puerta, sin aire por un balón, con un ojo morado, manchado de pintura, castigado o con comida grasosa en la cara! ¡Y todo por tu culpa! ¡Deja de ser tan idiota, Deku!

ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴅᴇ ᴇsᴄᴜᴇʟᴀ | ᴏɴᴇsʜᴏᴛsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora