El baño

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Desde los egipcios y sus tinas llenas de leche hasta los retretes con voces robóticas de Japón, no existe otro lugar más fascinante como es un baño, ahí en donde se nos va el tiempo, la vida y otras cosas literalmente menos agradables; que haríamo...

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Desde los egipcios y sus tinas llenas de leche hasta los retretes con voces robóticas de Japón, no existe otro lugar más fascinante como es un baño, ahí en donde se nos va el tiempo, la vida y otras cosas literalmente menos agradables; que haríamos sin un baño donde arreglarnos para una cita con el crush que creías imposible; quien no ha oído un chisme entre lavabos y azulejos que podrían destruir el micro universo de una oficina y quien no ha disfrutado del rico manoseo bajo el agua caliente. Quizás un retrete nunca se llevara la gloria como la mesa redonda del rey Arturo en la historia de la humanidad pero apostaría que atletas, héroes, genios y hasta los más terribles villanos han creado sus obras maestras sentados en un excusado. Y por estas razones nuestra pequeña historia se desenvuelve en un cubículo de los sanitarios de UA. El heredero del One For All se encontraba ahí, algunos buenos cristianos pensarían que el joven Midoriya meditaba con grandes ideas sobre técnica y ataques de héroe mientras esperaba a que se culo se abriera a sus necesidades fisiológicas pero sé que ustedes pervertidos lectores no me defraudaran y sabrán lo que el chico pecoso hacia realmente. Proseguiré...

Los pantalones del uniforme se arrugaron como rollos de tela a la altura de sus tobillos. Izuku dentro del cubículo, apoyo un brazo con firmeza sobre la puerta negra y febril inclino su espalda. Los dedos rozaron las curvas de su redondo y bien trabajado trasero como si fuera un auto sobre caminos vírgenes. Travieso los metió entre sus dos montículos de carne y comenzó a dar toquecitos de tambor. Su cuello casi se tuerce para mirar como las cicatrices de su brazo se movían en su piel cada vez que sus dedos se aceleraban por abrir la piel estrecha. Sin embargo abrir su culo no era doloroso. A pesar de su rostro inocente, su mirada tímida y sus pecas infantiles, el joven practicaba el masaje anal desde la secundaria. Había conocido la práctica por medio de un video porno que siempre recordaría. No por el contenido si no por la compañía.

Aquel día— a causa de motivos que dejare en el misterio —se encontraba en la habitación de su amigo de la infancia. Era verano. El sol afuera era asfixiante y el sonido de las cigarras adormecía a cualquiera. Los adolescentes jugaban videojuegos hasta que el rubio se cansó de ganar en Street Hero II otra vez.

—¡Ah! Eres tan inútil que no has podido ganarme ninguna partida...

El rubio se quejó y dejando el control en el suelo se fue a echar en la cama.

—Lo siento, Kacchan... Mi mama no me deja jugar este tipo de juegos, dicen que tienen mucha violencia. Además la caja dice mayores de 15 y nosotros tenemos 14 así que...

—Si por tu mama fuera, te dejaría jugar a servir té con ositos teddy —Bakugou suspiró fastidiado. Hubiera querido invitar a alguien más a su casa pero nadie quería perder contra él. Así que solo quedo invitar al nerd. Además que su mamá ya lo tenía cansado de preguntar: «Ustedes eran tan buenos amigos ¿Se pelearon?, ¿Por qué Izuku-chan ya no viene a jugar contigo?» Estaba cansado de sus preguntas que creyó matar dos pájaros de un tiro. Pero gracias a las pocas habilidades de Deku la velada había sido aburrida.

ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴅᴇ ᴇsᴄᴜᴇʟᴀ | ᴏɴᴇsʜᴏᴛsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora