4

15 4 0
                                    

Cuando supe de él, o incluso de su abogado, me sentí como Sísifo( un antiguo personaje de la mitología griega que empujaba una piedra) viendo mi piedra caer por la colina. Me volví a poner en primer lugar, y todos los pensamientos de cómo debí tener otro padre, una vida distinta, una familia diferente salieron a la superficie, cuando normalmente conseguía enterrarlos.

Mi progenitor embarazó a mi madre y luego se negó a hacer lo correcto y casarse con ella. Nos abandonó a los dos. Nos enviaba dinero, por lo que nos atendía financieramente. Pero lo que realmente deseaba era un padre.

Eventualmente, todas las promesas rotas se convirtieron en una montaña sobre la que no podía ver. Las fiestas de cumpleaños en las que miraba a la puerta, con la esperanza de que apareciera, causaron estragos. Hubo demasiadas
Navidades donde lo único que pedí a Papá Noel fue a mi papá. Su ausencia en mi vida fue el verdadero problema, porque sentía que siempre existía alguien más que venía primero, en algún otro lugar donde preferiría estar. Me dejó con
la sensación de que no valía la pena para nadie.

—¿Quieres hablar de eso? —preguntó.

Sonreí.

—Absolutamente no. Quiero tener una pequeña borrachera en mi nuevo apartamento con mi mejor amigo. Tal vez chismear y comer helado.

—Esa es nuestra especialidad —respondió—. ¿Podemos hablar de chicos?

—Podemos hablar de chicos, pero te advierto que si intentas emparejarme, te patearé el trasero hasta Daegu.

—Pero ni siquiera has oído con quién será.

Me reí. Era tan fácil de leer.

—No me interesan las citas. Estoy enfocado en mi carrera. De esa manera no puedo decepcionarme.

—Las palabras de King Joen, “los resultados, no el esfuerzo, son recompensados”, resonaron en mis oídos. Tendría que hacerlo mejor, trabajar más duro. No existía tiempo para salir o para citas a ciegas.

—Eres tan cínico. No todos los hombres son como tu padre.

—No dije que lo fueran. No juegues al psiquiatra novato conmigo. Solo quiero establecerme aquí en Busan. Salir no es mi prioridad. Eso es todo.

—Tomé un sorbo de vino y escondí mis piernas debajo de mí.
Me ganaría a King Joen aunque me matara. Seguí su carrera con tanto cuidado que sentía como si lo conociera. Pero me idealicé como su protegido. Que empezaría a trabajar para él y me diría que nunca conoció a alguien tan talentoso. Asumí que en pocos días seríamos capaces de terminar las oraciones del otro y que chocaríamos los cinco después de las reuniones. Y, lo admito, es posible que haya tenido un sueño sexual sobre él. O dos.

Todo eso fue antes de conocerlo. Fui un idiota.

»Sexo —solté—. Para eso son buenos los hombres. Quizá me consiga un amante.

—¿Eso es todo? —cuestionó.

Tracé el borde de mi vaso con mi dedo.

—¿Para qué más los necesitamos?

—¿Amistad?

—Te tengo a ti —respondí.

—¿Apoyo emocional?

—Nuevamente, ese es tu trabajo. Lo compartes con el helado, el vino y el exceso ocasional de gastos.

—Y es un trabajo que los cuatro tomamos muy en serio. Pero, ¿qué pasará cuando quieras bebés? —preguntó.

Los niños eran lo último en mi mente. Mi madre cambió su trabajo en finanzas para convertirse en maestra, y así poder pasar más tiempo conmigo. Me sentía seguro de que no podría hacer semejante sacrificio.

The King of Busan "Kookv"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora