̶N̶o̶t̶ ̶ ̶ my identity (Loki)

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Liam se enderezó de golpe en su cama. Estaba agitado, su pulso estaba por los cielos y tenía las sabanas pegadas a su cuerpo a causa del sudor. Otra vez la misma pesadilla lo atormentaba.

Cada ciertos días revivia una y otra vez el ataque a New York desde la perspectiva de Loki. No entendía como esto era posible, ya que esa misma semana él había estado en coma debido a un accidente, del cual lo había rescatado su amigo Stark.

Miro el reloj sobre su mesa de luz. 4:35 a.m. Aun le quedaban varias horas para poder siquiera llamar a su terapeuta. Se puso de pie, y camino hacia uno de los ventanales que formaban las paredes de su cuarto. Con el torso completamente desnudo se apoyo contra el frío cristal en busca de fresco y se deslizó hasta quedar sentado en el suelo. Al mirar por otro de los ventanales vio justo frente a él el brillante logo de la Torre Stark. Conociendo a su mejor amigo tomo su teléfono y le marco, quien, antes de que siquiera sonara el segundo tono, le atendió.

—¿Liam?—Su voz sonaba enérgica, y al fondo se escuchaban máquinas trabajando así como también alguna canción de AC/DC sonando demasiado fuerte, claramente no lo había despertado. El mencionado quedo en silencio, peinando su largo cabello negro hacía atrás con la mano izquierda, sin saber muy bien que decir.—¿Otra de esas noches, eh?—Liam solo suspiro agotado. No llegó a emitir respuesta que escucho como paraba la música y ruidos metálicos varios.—¿Me abres?—Al mirar por la ventana vio como el mismísimo Ironman salia volando de la Torre Stark. Rápidamente salió de su cuarto para dirigirse a la terraza con helipuerto, donde su amigo aterrizó y su traje comenzó a desmontarse.—¿Ron o Whisky? No sabía que necesitabas, así que traje ambos.—Levanto dos botellas que sostenía con una mano.

—Ambos me vendrían bien. Ya estoy cansado de esta mierda.—Dando media vuelta volvió sobre sus pasos para ingresar nuevamente al edificio.—Y ni siquiera puedo llamar a mi psicóloga.

—Lo que más necesitas ahora es ropa, no puedes salir a recibir visitas en calzones.—Dijo pasandole una de las botellas, mientras le daba palmaditas en la espalda. Generando que Liam soltara una risita cansada.

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El azabache estaba recostado en el gastado sofá de terciopelo morado de su psicóloga, mientras miraba el techo, sin mirar nada realmente. Sus parpados le pesaban a causa de la falta de horas de sueño. La doctora estaba terminando con el paciente en la sala continúa, así que se encontraba solo.

—¿Tuviste otra vez las pesadillas, Liam?—La puerta que dividía cada consultorio se abrió, revelando a la Dr. Holmes. Una joven muchacha apenas unos años más chica que Laufeyson, de cabello corto y negro, con un mechon en la frente completamente blanco por falta de pigmentación; ojos de un brillante verde azulado al cual Liam le gustaba llamar esmeraldas; su delgada figura y anchas caderas demostraban el excelente estado físico de la profesional.

—¿Que le hace creen eso, Holmes?—Liam la observó con un aire de ironía y superioridad, mientras que ella solo le miron con seriedad y aburrimiento.

—Adelantaste nuestra sesión de hoy 6 horas. Nunca haces eso a menos que tuvieras una pesadilla. Aun así es bueno, el la primera en los últimos 10 días. ¿Antes estos sueños eran diarios verdad? —Acomodo sus gafas grises con un solo dedo. Él se limito a asentir.—Perfecto, significa que vamos por buen camino. ¿Dime, viste algo nuevo en la pesadilla o fue lo mismo de siempre?—Ella tomo su libreta y tomo asiento en un sofá individual a un lado de su paciente. Con un suave click la lapicera que tenía en su mano revelo su punta entintada de azul. Oficialmente la sesión había empezado.

—Fue diferente, pero también lo de siempre. Solo era Loki, o más bien yo era Loki, de pie en la Torre Stark observando el caos que estaba causando. Luego Thor intentaba persuadirme e intentaba que me rindiera. Luego...—Su voz se quebró, sus ojos estaban llorosos. Se aclaro la garganta para poder continuar.— Luego apuñale a quien me llamo hermano. Luego se repitió lo de siempre.—Holmes escribía de forma apresurada en su cuaderno.—Señorita Holmes...—Fue interrumpido por ella.

—Licenciada. Si vas a llamarme por mi apellido dime Licenciada Holmes. Aunque también sabes que puedes tutearme y llamarme por mi nombre. Hay algo que te molesta ¿No es así? ¿Que te aflige?

—Se me hace extraño llamarte solo _____________, quiero decir, sigo siendo tu paciente. No se si realmente me siento afligido. Es más como una duda o incómodidad.—Holmes lo observo sin comprender a donde iba.—¿Es muy extraño si siento la necesidad de que me llamen Loki? Se el peso que conlleva ese nombre en estos momentos.—El azabache se cento en el sofá y oculto sus manos entrelazadas entre sus piernas algo nervioso.—Pero siento que es el peso que merezco cargar. Que sería el castigo ideal para ese horrible ser, vivir una horrible vida en el planeta que quiso destrozar.—Ella le hizo una seña para que dejara de hablar.

—Por favor para. Estas llevandote a ti mismo nuevamente al hueco en el que crees que no mereces lo que tienes. Ya superamos eso. Solo respira un segundo.—Tomandole ambas manos comenzó a guiarlo para que calmara su pulso y respirara de forma tranquila. Cuando lo sintió más calmo volvió a hablar.—Si te hace sentir mejor, puedo empezar a llamarte Loki durante las sesiones.—Una sonrisa agotada iluminó el rostro del azabache.

—Si, eso me gustaría.—De forma inconciente apreto con suavidad las manos de __________.

—Bueno Loki, nos vemos en nuestra siguiente sesión.

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El auto se detuvo frente a la puerta de entrada al gran edificio con el luminoso cartel que rezaba "Industrias Laufeyson" en verde. El chofer se aproximó para abrir la puerta trasera de la cual Liam bajo usando un elegante traje negro. Era hora de ponerse a trabajar.

Algo llamo su atención. A unos pocos metros de la entrada, Stark hablaba por teléfono de espaldas a él.  En silencio se arrimo para sorprenderlo, pero quedo mudo al escuchar un pequeño fragmento de la conversación.

—Te digo que lo estoy vigilando bien. Por dios solo fueron unos tragos! Ni que el alcohol le hiciera daño.—Silencio, del teléfono se escuchaba un murmullo por parte de quien sea con quien estuviera hablando.— Si, preguntare en S.H.I.E.L.D.— Más silencio, el murmullo ahora sonaba calmado.—No, mencionó nunca el teseracto.

Teseracto.

¿Porque esa palabra sonaba tan familiar y tentadora para Liam?