A veces lo que tenías planeado nunca sucede. Mis planes de esta mañana habrian Sido totalmente simples si la señorita con una buenas cuerdas vocales no hubiera aparecido como lo hizo. Muy capaz para el almuerzo la llamada de mi abogado habría sido lo que más me causara algún desastre en la agenda.
Pero tampoco había mucho, y muchos menos existe el hubiera.
A la salida del lugar ya estaba más que claro de mi decisión sobre aquel piso. Me alivió saber que una mujer consideraba que estaba bien, mi madre capaz habría comentado algo con respecto a Samantha y, ella al igual que todos no saben lo que sucede en casa.
No son conscientes de la mayoría de los problemas que puede presentar un matrimonio lejos de los ojos de todos. A simple vista dice mucho, a escondidas es donde pasa todo.
Quería tranquilidad, paz y sobre todo confianza. Me sentía ultrajado, utilizado y traicionado. A estas alturas no sé si todo lleva a lo mismo, o si todo desde un inicio fué así y no me había dado cuenta de la ambición que escondía esa perfecta sonrisa.
Por pura inconsciencia miré a mi costado. La señorita Kennedy movía de manera distraída sus dedos sobre sus rodillas, su vista estaba en la ventana, analizando todo como supongo que hace con lo que se le cruza.
Eso me recordó a algo.
—¿Dónde vive?—pregunté regresando la vista al frente. Estábamos cerca del edificio.
Ella giró su rostro hacia mi.
—Le dije que no iba a volver a cas...
—Sólo fué una pregunta—gruñí interrumpiendola. Intentando no sonar tan grosero.
Cerró la boca antes de alzar los hombros.
—Algo lejos.
—¿No me lo va a decir?—alcé una ceja aunque sabía que no me estaba viendo.
—No veo porqué.
Dejé caer los extremos de mi boca hacia abajo. Sosteniendo el volante con una mano mientras sacaba el teléfono.
—Bien.—antes que se diera cuenta, busqué el número de mi secretaria antes de darle en Llamar.
—¿Señor Beaumont? ¡Que bueno que...
—Consigame con la Señora Aranza—sentí la mirada se la castaña sobre mi, intentando llegar al teléfono.
—¡¿Qué hace?!—gritó con los ojos a punto de salirse de su órbita.
Por el intercambio de voces es un espacio reducido empecé a mover el volante con bastante brusquedad por la calle para que no llegara a tomar el teléfono.
—¡Señor Beaumont no escucho! ¿Qué busqué qué?—dijo la voz al teléfono.
—¡No necesita mi dirección!—chilló Grace desde su asiento, golpeando levemente su hombro en un giro que dí intentando esquivar sus manos—: ¡Bien!
—¿Bien que?—ignoré a mi secretaria, seguía intando escuchar.
—Le diré.—resopló resignada a lo que yo miré el teléfono de nuevo.
—Señor Beaumont..
—Ya no importa,—colgué dejando caer el teléfono entre mis piernas, volviendo a colocar ambas manos en el volante para conducir como se debe—: La escucho.
Y no importaba en estos momentos que me estuviera saltando la hora del almuerzo, que junto con sus reclamos por todo el camino estábamos yendo a dónde me dijo a regañadientes. No sé si la suerte estaba de mi lado, o que si quiera se le pueda considerar suerte pero justo en el momento en que la respiración de la habladora se detuvo supe que estaba justo en frente de la persona causante de tus golpes.
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DIVORCED - heroscot
Teen Fiction"No puedo comer no puedo dormir Quiero tomar mi telefono. Pero no puedo hablar, no puedo respirar. ¿Porque no estas aqui conmigo? Eres mi todo. Estoy completamente solo. Me equivoque. Ahora deseo que vuelvas a casa" . . . Publicación: Marzo 31, 2021