•capitulo 22•

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namjoon:

Viernes. Dieciséis de diciembre.

9:44 p. m.

Los tres días pasaron volando, recibí algunos malos tratos de Jimin pero nunca pude saber o averiguar qué es lo que de verdad sucede.

Jimin no se levantaba todavía y ya era tarde. El siempre se levanta a las ocho o máximo a las nueve en punto, pero ahora se estaba pasando.

Seguramente no pudo dormir bien.

¿Por qué no podría dormir bien?

Mierda.

Solté una largo suspiro y miré las escaleras esperando a que Jimin venga a comer el sándwich que había preparado de desayuno.

Ahora el está mucho mejor de las cortadas que le hicieron esa noches, y nada malo ha pasado. Todo está muy tranquilo.

Algo llegó a mi mente prendiendome el foco.

Ayer Jimin me pidió que me comprará unas pastillas para dormir, ya que tenía insomnio.

Creo que no fue una buena idea dárselas todas. Tal vez tomó algunas y por eso no ha despertado.

Sentía un sentimiento raro en mi pecho que me decía que subiera a la habitación de el rubio, pero a la vez quería seguir viendo mi Instagram.

Decidí ir a la habitación de Jimin, subiendo las escaleras hasta llegar a ella. Di pequeños toques pero no recibí respuesta.

–¿Jimin?– llame mientras golpeaba suavemente la puerta con mis nudillos.

Nada.

Fruncí el ceño y volví a tocar.

¿Y si tiene el sueño muy pesado y lo interrumpo?

¿Mierda que hago?

¿Y si lo dejo dormir?

Pero el malestar en mi pecho no me dejaba tranquilo, me tenía un poco inquieto.

Toqué repetidas veces.

– Jimin, es tarde y yoongi vendrá al medio día ¿Me ayudarías a limpiar? ¿Por favor?– dije con sutileza y con un tono adecuado para que el me escuchará del otro lado de la puerta.

No recibí respuesta.

No pienses nada malo namjoon, no pienses nada malo namjoon...

Tomé la perilla de la puerta y la giré, pero estaba cerrada. Baje a la planta de abajo y busque las llaves de las habitaciones. Tenía un llavero de el oso favorito de yoongi.

¿Ahora cual es la llave?

Hay como más de diez llaves.

Subí y me puse a adivinar cuál era la llave de la puerta.

–maldición– dije bajito y después de algunos intentos logré abrir la puerta.

La abrí lentamente causando que rechinara. Mire a su cama y no estaba y eso me confundió aún más.

–¿Jimin, estas bien?– me acerqué a la puerta del baño ya que estaba entre abierta con la luz prendida.

No hubo respuesta.

La abrí con cuidado y entre lentamente al baño por si estaba haciendo sus necesidades.

– ¿Jimin? ¿Te encuentras bien?– cuestioné viendo que el baño estába vacío pero la cortina de la tina estába corrida. Di unos pasos hasta estar frente a la tina y para así correrla.

S Ó L O  T Ú.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora