• capítulo 26 •

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yoongi:

20 de diciembre.

10:25 a. m.

Veía como Jimin Barria la nieve del porche, mientras yo trataba de comunicarme con mi mamá Minha para ir a su casa hoy. Quedamos en que iríamos a quedarnos en su casa y pasar la navidad con ella. Mamá sunhee vendría antes del veinticuatro o sino antes de fin de año.

Hasta que el fin me contestó la llamada.

¿Halto? ¿Bebé?– Se escuchó la voz a través de la línea.

–No soy un bebé, mamá– dije a regañadientes– ¿Como estas?

Se escuchó una risita– estoy bien hijo ¿Y tú? ¿Van a venir hoy?– cuestionó alegremente.

–estoy bien mamá. ¿Quieres que vayamos hoy?

mientras más rápido mejor, si vienes antes podré pasar más tiempo con mi muñequito de porcelana– utilizó la voz con la que se le habla a los bebés. Mimandome.

–mamaaa– me queje falsamente.

Me dice muñeco de porcelana por mi color de piel y las fracciones de mi cara.

ya pues, tengo que cortar. Los espero hoy. Chau besitos y saludos al rubiecito.

chao mamá...– colgué.

Solté un suspiro con una sonrisa en mis labios. Mire a la ventana y Vi como Jimin terminaba de barrer toda la nieve para dejar toda la entrada despejada. Entro a la casa con su nariz rojita por el frío y suspiro.

A pesar de que era de día había mucho frío y no hacía casi nada de sol. La nieve se derretía muy poco. Teníamos que calientar agua para bañarnos ya que no tenemos calificaciones en la casa.

–¡achuuu!– Jimin estornudo como si fuese un gatito topandose la boca y nariz con sus manos.

–salud...– respondí y lo mire con preocupación.

Jimin es como un pollito, se enferma por todo. Creo que sería más como una esponja, todo lo absorbe.

Okey, eso sonó mal.

–gracia- ¡Achu! – no termino de hablar cuando volví a estornudar.

Fruncí mi ceño y cerré la puerta de la casa.

– ve a buscar una manta mientras yo caliento agua para que te bañes y hago un té– dije adentrándome hacia la cocina.

–solo es un resfriado– sorbo su nariz.

–¿Y?– dije desde la cocina.

–okeyyy ya voy– dijo a regañadientes.

Tomé una olla grande y comencé a llenarla y cuando estuvo lista la puse a hervir.

Luego me puse hacer el te para su resfriado.

A los minutos apareció Jimin como Caperucita roja pero en vez de roja, blanca.

Tenía un puchero en sus labios y la tualla arriba de su cabeza; mientras que con sus manos la sostenía abajo de su quijada. Su nariz estaba roja por el resfriado.

Simplemente se veía adorable...

–no debí comprarte el helado ayer– mencioné negando con mi cabeza y el me miró estrechando sus ojos.

–pero yo quería helado, y no me arrepiento– sorbo su nariz y sonrió.

–tu eres el único enfermo mental que come helado mientras está nevando– dije con mi ceño fruncido y el blanqueó sus ojos.

S Ó L O  T Ú.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora