Namjoon•I

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—Eres un idiota—exclamé saliendo de aquel lugar, no sin antes dar un portazo

No me sentía muy orgullosa de haberle dicho eso a mi hermano mayor, pero el tonto seguía molestándome con lo mismo, con mi boda fallida.

A mis pocos veintitrés años, estaba segura que quería formar una familia con mi novio de ese tiempo, con quien ya tenía cuatro años y estaba segura que sería el indicado. Todavía no me daba el anillo y ya le había comentado a mi familia que el sería mi futuro esposo, vaya decepción que me lleve cuando me entere que me estaba engañando y no con cualquier persona, me engaño con su compañero de trabajo.

Resultó ser gay, y yo era su manta para tapar aquel pequeño detalle de la vista de sus padres.

Eso sucedió hace poco menos de un año y aún seguían los comentarios pesados de mi hermano al respecto.

Me senté en las escaleras de emergencia y saqué uno de mis cigarros junto con mi encendedor. Antes de poder encenderlo vi a uno de mis vecinos caminando por la acera.

El más extraños de todos.

Namjoon se llevó una mano al cabello echando para atrás los mechones que golpeaban su frente y ojos cada que caminaba. Venía sudado y eso lo pude ver cuando pasó debajo de la farola que había en la esquina. Un hombre alto y fuerte, Justo como me gustaban, pero estaba tan embonada con mi antigua pareja, que no le preste atención en lo más mínimo, tampoco era como que el hombre se me insinuara o algo así, con trabajos y me saludaba una vez al mes.

Suspiré mirándolo subir las escaleras, vivía un piso arriba y se había mudado hace un par de años, eso era todo lo que sabía. Su nombre solo lo sabía por la cantidad impresionante de veces que escuchaba a cada chica que entraba a su departamento decirlo, aveces lo decían enojadas cuando el las echaba de su departamento o lo decían de manera melosa mientras el les besuqueaba el cuello.

Nunca había hablado más de dos oraciones con el, era alguien muy serio y poco sociable, además de parecer molesto todo el tiempo. 

Continué con lo mío, tal vez parecía que estaba algo loca al estar a las casi cuatro de la mañana fuera de mi departamento, con mi pijama de elefantes azules mientras fumaba un cigarro, pero así es la vida de adulto para algunos.

Por alguna razón inexplicable mi vista se dirigió hacia la calle, específicamente hacia el estacionamiento que comenzaba en la esquina derecha. Sonreí como tonta al ver un perrito caminando por la calle, pero eso cambio cuando observe como este comenzaba a cojear, parecía herido.

Me levante rápidamente de mi lugar y tiré el cigarro en el bote de basura después de apagarlo. Corrí como si mi vida dependiera de eso, pero el perrito ya no estaba por ningún lado. Giré mi cabeza a ambos lados de la calle, y lo vi dar la vuelta a la calle, se veía más lastimado de lo que creí.

Cuando el animal finalmente me vio fue que se detuvo, me miró con ojos enormes y llenos de miedo. Me quería echar a llorar ahí, siempre había sido sensible en cuanto a los animales se trataba, no por nada era veterinaria. Me acerqué con cuidado a él y estiré mi mano, este la olfateó un par de veces antes de dejarse tocar por completo.

—pobrecito—susurre sin dejar de verlo—estarás bien, te llevaré a casa para poder cuidarte y en unos días estarás como nuevo

Estaba por tomar al animalito entre mis brazos, pero sentí a alguien parado detrás de mi, me di la vuelta rápidamente y me encontré cara a cara con un hombre alto y muy delgado, me miraba como si nos conociéramos de algún lugar.

Justo hoy salí sin mi gas pimienta. Me tranquilice lo más que pude antes de hablar.

—¿le puedo ayudar en algo?—el hombre simplemente se quedo callado —bueno, supongo que no. Me voy—voltee en dirección al perrito, pero este ya no estaba

•Apple Shot's • BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora