Yoongi & Jungkook •|

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Corría por la frías y oscuras calles de aquella ciudad. Se supone que tendría que haberme encontrado con kook hace unos veinte minutos y dios me libre de lo irritable que se ponía con la impuntualidad. Al llegar al lujoso hotel fui directo al piso ocho, el recepcionista ya me conocía a lo que solo me saludó con un movimiento de cabeza el cual le devolví.

No entendía el porqué siempre nos veíamos en este tipo de lugares asquerosamente elegantes.

Miré mi atuendo gracias a los espejos que había en las paredes del elevador y casi me río al ver lo simple que se veía mi vestido negro que había sido decorado únicamente con un pequeño cinturón amarillo al rededor de mi cintura logrando un efecto que me gustaba, moví un poco mis pies que eran cubiertos por unos converse completamente negros.

Yoongi se molestaría conmigo al ver mi elección de zapatos y eso me hacía gracia.

A mis veintitantos años disfrutaba vestir como quería, no me gustaba ponerle número a la ropa, realmente creo que las personas deben de vestirse como les guste sin importar que la ropa sea "muy infantil o muy aseñorada" muchas mujeres tienen estilos más clásicos, elegantes y otras mujeres como yo nos vamos por algo más simple.

Camine con seguridad por el pasillo hasta la última puerta de este. Suspiré ante los nervios que siempre aparecían cuando me quedaba de ver con ambos hombres, a pesar de tener casi un año con este tipo de visitas sigo sintiéndome nerviosa.

Toque un par de veces antes de que la puerta se abriera dejándome frente a Jungkook.

Lo recorrí con la mirada rápidamente y sonreí al verlo con aquel traje de marca que no lograba cubrir los tatuajes de sus manos, además eso su cabello estaba pintado de un color diferente al que recordaba pero con el mismo largo. Me acerqué a él levantándome sobre mis puntas y dejé un rápido beso sobre sus labios donde pude sentir el frío del metal de su perforación.

—llegué—anuncié entrando en la habitación sin esperar invitación.

El lugar, como era de esperar, era grande. Había una pequeña sala y un lugar destinado al entretenimiento, donde había una gran televisión y una mesa de billar junto a una gran ventana que mostraba la ciudad. Lo primero que se veía al entrar era una cama de considerable tamaño perfectamente hecha y con algunos pequeños sofás a cada lado de esta.

—¿desde cuando tenemos esa confianza de entrar sin invitación?—preguntó para molestarme, sonreí al oír la puerta cerrarse

—desde la primera vez que me la metiste hasta el fondo Kooki—respondí prestado atención a su cabello— me gusta el color, aunque no me imaginaba mirarte con el cabello morado—admití- ¿donde está Yoongi?

—estábamos esperándote, pero tuvo que irse por una pequeña emergencia—habló mientras se acercaba a mi mientras me miraba con seriedad—¿donde estabas, cariño?

—lamentó la demora, pero estaba tomando unas copas con mi amiga y el tiempo se me pasó rápidamente. No seas gruñón.

—no me gusta la impuntualidad y estoy seguro que a Yoongi tampoco

—pero ya estoy aquí, no hice nada malo—me acerqué a él enredando mis brazos por detrás de su cuello

La relación que mantenía con Jungkook y Yoongi se resumía en una palabra; sexo. Eso era todo, o al menos eso quería pensar, no me gustaba involucrarme con hombres emocionalmente hablando, al menos no con hombres como kook que son tan malditamente misteriosos que solo se su nombre y el tamaño de su pene.

Yoongi es igual que el menor de misterioso. Normalmente nos veíamos cada semana para estar juntos los tres, aunque aveces solo me veía con alguno de los dos. Sabía que ambos trabajaban juntos y que son amigos, pero fuera de eso no sabía más.

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