Polillas

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Fue una tortura, pero aprendí.
No tengas miedo de lastimarme, ya no puedes hacerlo, clava el puñal hasta el fondo, dale siete vueltas y luego cálvalo aún más, ya no duele, ya no sale más sangre, se acabó en aquella madrugada, en esa espantosa clínica, se acabo en la tina del departamento mientras dejaba correr el grifo, se quedó impregnada en los suelos, me quedé vacía, solo hay polillas.

El dolor no es poesía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora