Capítulo 3

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«Eso

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«Eso. Tu amigo tiene toda la razón. No quieres enredarte conmigo.» Le sonrío, lo más malévola que puedo. Tratando así, de ponerle peso al consejo de su compañero.

No necesito tener detrás uno de estos chiquillos enamorados, con complejo de príncipe encantador. Más, porque no soy la doncella en peligro de la historia. No. Yo soy la otra, la contraparte, la que carga oscuridad y malas noticias; la que todos desprecian y sueñan con verla caer.

«Esta soy yo» intento decirle con mi mirada y mi sonrisa antes de cerrar mis ojos y seguir posando en paz. Al fin y al cabo, será mejor que continúe sumergido en su mundo de colores.

Detesto la manera en que me mira. La odié desde que me entregó la carta en el salón. Odié su intento cursi de ligue. Todos van a lo mismo, creen que saben algo de mí y no tienen ni puñetera idea.

Toda esta carcaza que a muchos les resulta atractiva es lo que más detesto. El hecho de que sea lo que todos creen ver de mí, me asquea. Esta cara y este cuerpo "bonito" es... solo eso, y también es puro combustible para lo que me persigue. Fue lo que me metió en problemas en primer lugar.

La belleza es tan condenadamente relativa, y también puede llegar a ser la madre de muchas desgracias. Es bastante rejodido que defina casi todo en la vida de las personas. En mi caso, me hundió por completo y desde entonces vivo en el más profundo círculo del infierno del cual no puedo salir.

Desvío el curso de mis pensamientos cuando noto como el pecho se me aprieta y mis lágrimas amenazan con asomar. Sería gracioso montar un show en el salón de Artes visuales. Que me vean llorar sería demasiado. Posar desnuda, no es nada del otro mundo, pero que me vean llorar... es demasiado íntimo. Es algo que solo guardo para mí, desde que el mundo se me vino abajo.

Amargamente descubrí que mi dolor es solo mío y que a nadie le importa una mierda lo que siento. La única persona que lo daba todo por mí, existe solo en mis recuerdos.

«Joder, Hell. No vayas allí ahora» Trago y respiro profundo, manteniendo  los ojos cerrados. En serio no quiero que los vean enrojecidos, aunque ya es muy tarde.
La humedad de una traicionera lágrima se manifiesta en una de mis mejillas; y decido quedarme quieta, esperando que nadie haya notado la expresión rebelde de mis penas.

Mierda, ojalá pudiera apagar mi cerebro, ojalá pudiera apagarme el alma, ojalá...

«Debo pensar en algo lindo cuanto antes. Algo lindo y puro... en él.»

Su par de ojazos azules que me trajeron dicha desde que los fijó en mí. Mi joya, mi piedra preciosa, mi todo. Y fantaseo con abrazarlo, escucharlo reír y llamarme por mi nombre. Sueño despierta con el único ser que será siempre mío, aunque el mundo diga lo contrario.

Jade, es mío.

Pensar en él logra sacarme siempre de los lugares más oscuros. Fantasear con su compañía le da a mis días sentido, fuerza y paz. Así que en lo que resta de clase,  me sumerjo una y otra vez en el momento en que lo ví por primera vez.

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