Capitulo 3: Psicosis

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Bajé del auto ya preparado para lo que pudiera aguardar aquel lugar, la fachada dejaba bastante que desear y el cuidado de la vegetación igual. Cerré el automóvil lentamente y camine entre una especie de tierra húmeda y trocitos pequeños de hojas marchitas. Al momento en que intenté abrir la puerta una mujer del otro lado de la misma la empujó rápidamente acompañada de un doctor y me golpeo el brazo.

- ¡Oh, disculpeme! - Exclamó la mujer -.

- No se preocupe, solo fue un accidente - Dije -.

La mujer continuó su camino al exterior del lugar con una expresión demacrada y sin duda con ganas intensas de llorar, pero supongo que lo aguantaba puesto que sus ojos no estaban rojos. No tomé tanta importancia y continué a la recepción.
Toqué una diminuta campana en el mostrador y tras esperar unos 5 minutos una mujer algo joven apareció.

- Buenas tardes ¿En que le puedo ayudar - Dijo amablemente la recepcionista -.

- Estoy buscando a ehmmm... Un hombre, llamado ¿Nietzel? - Dije entre tartamudeando y dudando -.

- ¿Nietzel? Uhm... No... Aquí no hay ningún hombre con ese apellido... Se ha equivocado - Dijo la mujer con un nudo en la garganta -.

Noté cierta tensión en aquella mujer y volví a preguntar.

- ¿Esta usted segura? La noto algo tensa, ¿hay algo que me este escondiendo? - Dije con una voz algo intimidante (eso me hizo sentir algo incomodo puesto que no creía adecuada mi postura) -.

La mujer aun mas tensa y haciendo señalamientos con la cabeza de que no.

- Mire, estoy encontrando piezas de un pasado que me fue arrebatado, si me ayuda estaría bastante agradecido.

La mujer me dijo que no podía ayudarme en nada, pero no me la creí y en un momento de rabia le dije:

- ¡CARAJO! ¿Es que no entiende?, No entiendo nada, ni un demonio lo que esta pasando, desperté y no recuerdo ni un comino, y encima me quiere ver la cara de tonto. - Dije con una voz bastante molesta y con intención de posiblemente golpear aquel mostrador-.

En ese momento, al girar mi cabeza a la derecha por el enojo vi algo sorprendente... Era ese hombre, el de mi visión ese tal Nietzel, corrí hacia el y sin saludo ni nada dije:

- ¿Doctor Nietzel? ¿Es usted ese hombre? ¡DIGAMELO! - Adelantándome a cualquier reacción suya -.

Aquel hombre aun mas horrorizado y confundido que la recepcionista me dijo:

- No puede ser usted, no, no, no, usted debería estar mas que muerto.

Me molesté con su comentario y lo empuje hasta una camilla desocupada cayendo hacia el suelo.

- ¡Guardias! Saquen a este hombre de aqui, es un maldito loco, no se lo que quiere, ¡rápido!

De manera casi fugaz aparecieron 2 uniformados de color gris y me dijeron:

- Señor, no se que pasa pero acompañenos a la salida, porfavor.

Me resistí unos cuantos minutos pero al final me forzaron y lanzaron hasta los escalones de la entrada.

- Esto no se va a quedar así, verás que va a pasar, te lo juro que llegare a lo ultimo de esto. - Dije amenazante -.

Subí rápidamente al auto y lo encendí, me recargue en el asiento y después de un poco de tranquilidad decidí emboscar a aquel doctor en cuanto saliera del hospital.

- Conduje hasta la entrada de aquel camino desolado y me estacioné justo entre unos matorrales, apagué el motor y las luces y esperé.
Tras unas 2 horas viendo pasar autos en camino a la carretera visualicé el rostro de aquel doctor, cuando entro a la carretera encendí el motor y avancé lentamente dejando una distancia de unos 8 metros entre los autos. Cuando por fin llegó a la que creía que era su residencia, esperé unos 10 minutos a ve que no hubiera testigos oculares para proceder con mi emboscada.
Bajé del auto y toqué su puerta, tras unos 3 toques escuché respuesta.

- ¿Quien toca? - Preguntó -.

- Soy el vecino, vine a entregarle una correspondencia suya que dejaron en mi buzón.

- Espera Hal, ya voy.

Escuche unos pasos por la sala de estar y abrió la puerta. Lo tomé abruptamente del cuello de la camisa al momento en que cerraba la puerta de una patada.

- Ya te lo había dicho Nietzel, o me dices la verdad o te mato, tu decides.

- ¡No, tu eres toda una mentira, nada de ti es real!

- Eres un estúpido mentiroso

Tomé una botella de vino cercana, la rompí contra el suelo y con un pedazo grande de vidrio apunté a su yugular. Tras unos momentos de disputa y una grave amenaza mía accedió a contarme algo.

- Esta bien, esta bien, solo te puedo decir que en el hospital donde trabajo tu eras un paciente, que sufría problemas de personalidad, un día tuviste una recaída y la policía llegó contigo a cargo, mi trabajo era hacer que tu salud mental mejorara, pero cuando tu parecías ya estar bien te deje salir y el resultado fue atroz...

- ¿Que paso?

- No tengo mucho que decirte, cometiste un asesinato, la policía no supo deducir la razón.

Me levanté atónito del piso y asustado caí sobre mis rodillas. En ese instante observé con el filo del ojo que el doctor estaba preparado para golpearme en la cabeza, pero en un movimiento audaz lo esquive y el pedazo de vidrio que estaba en el piso lo tome y se lo clavé en el pecho girandolo, el resultado fue una herida bastante grande y un río de carmesí brotando de su pecho, me levante solo para escuchar lo que parecían las ultimas palabras del doctor.

- Ja... Ja... Tu eres un loco, eres mi juguete, nunca tuviste control sobre ti mismo... Ton... To...

Cuando el doctor ya estaba muerto salí corriendo de la casa y subí al auto de inmediato. Aceleré bastante y fui a instalarme bastante nervioso a un motel a la orilla de la carretera. Empecé a llorar afligido por todo lo que estaba pasando.

La pérdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora