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Jennie había comprado un ramo de rosas rosadas, si, a Lisa le encantaba las rosas, pero más si eran de color rosa

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Jennie había comprado un ramo de rosas rosadas, si, a Lisa le encantaba las rosas, pero más si eran de color rosa.


—Estoy segura que estás le gustarán a mi linda Omega.—Dijo Jennie caminando con el ramo de flores en su mano


Antes de entrar al instituto, fuera o no fuera tarde, siempre se veían antes en un pequeño callejón, dónde ambas se iban a ver o necesitaban del aroma de la otra, se veían ahí y estaban un ratito juntas.


Aún no se sentían listas para exponer el cortejo, Jennie sabía que Lisa era una de las Omegas más codiciadas entre los Alfas, su aroma era único y adictivo, tenía un cuerpo que haría a cualquier Alfa delirar, era perfecta.


Era tan perfecta que Jennie sentía mariposas revolotear en su estómago cuando veía la hermosa sonrisa de la Omega.


Jennie creía que sus oportunidades con aquélla hermosa Omega estaban muertas, pero no era así, Lisa desde que vió a Jennie cómo un estudiante nueva, deseó y anheló que esta le pidiera cortejo.


A ambas se les cumplía su sueño, tenerse mutuamente, claro, todo a su debido tiempo, pero ambas sentían sus pancitas llenas de mariposas cuando veían lo hermosas que eran ante sus ojos.


Por fin habían llegado, Jennie sabía que la Omega era muy dormilona -por eso su parada en la floristería- así que se había demorado un poco o eso creía.


Ambas habían llegado al mismo tiempo, Jennie viendo la radiante sonrisa de Lisa, y Lisa viendo el hermoso rostro de Jennie.


—Hola preciosa.—Dijo Jennie viendo a la Omega, ambas sonrojadas


—H-hola Nini.—Dijo Lisa sonrojada


Lisa se sintió culpable al no traerle algún detalle a Jennie, sabía que aquellas rosas en las manos de la Alfa eran para ella, ¿Pero de qué serviría si Lisa no le trajo nada a la Alfa?


—Son para ti, cariño.—Dijo Jennie estirando sus brazos y entregando el ramo de rosas a la Omega


Lisa las recibió y las olfateo, amaba el aroma a rosas frescas, aunque debía ponerlas en agua si no quería que se marchitarán.


—Gracias Nini.—Dijo la Omega sonrojada


—Perdón, pequeña, tal vez no pueda regalarte cosas tan caras como un collar de diamantes o anillos de oro puro, pero estos pequeños detalles son todo lo que puedo ofrecerte.—Dijo Jennie cabizbaja


A Lisa se le partió el corazón, esa Alfa era la mejor de todas y no tenía que disculparse por eso.


—Nini, adoro y amo estos detalles que tú me das, no necesito oro ni diamantes para ser feliz, lo único que necesito es saber que la Alfa me va a proteger y amar.—Lisa se acercó y mientras sostenía con una mano el ramo de rosas, con la otra tomo la mejilla de Jennie


—Jen, soy yo la que debe pedir perdón, no te traje nada.—Dijo Lisa dando un suspiro acompañado de una sonrisa cálida


—No mí bebé, con tan solo poder verte y abrazarte es todo lo que necesito, te doy esos detalles porque soy yo la que inicio el cortejo, y soy yo quien quiere consentir a la bella Omega que los Dioses han mandado a mí ser.—Dijo Jennie dejando caer su cabeza en la suave palma de la mano de la Omega


A pesar de no ser nada oficialmente, ambas sentían que no necesitaban de las palabras para saber que ambas se amaban.


Tenían algo muy en claro en toda esta situación, Lalisa Manobal era la Omega de Kim Jennie, y Kim Jennie es la Alfa de Lalisa Manobal.


Entre ellas sabían de la hermosa relación que había, aunque por el momento solo era de cortejo.


Tanto las madres de Jennie como los padres de Lisa estaban enterados sobre el lazo que unía a ambas, de hecho, Jennie y Lisa habían organizado una cena para que ambas familia se conocieran.


Los padres de ambas habían hablado de varias cosas, las actitudes de sus hijas cuando estaban juntas y demás cosas que vieron en la pareja y en el cambio que tuvieron cuando iniciaron la etapa de cortejo.


Los padres de Lisa le dieron su aprobación a Jennie, mientras que las madres de Jennie le dieron la bienvenida a la jóven Omega a su familia.


Ambas querían crecer más, casarse, tener sus cachorritos y su nidito de amor, eso era lo que querían Lisa y Jennie.

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