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La Alfa y la Omega iban tomadas de la mano mientras caminaban animadamente por las calles de la hermosa ciudad de Seúl

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La Alfa y la Omega iban tomadas de la mano mientras caminaban animadamente por las calles de la hermosa ciudad de Seúl.

                   

—¿Te gustó la cita, pequeña?—Preguntó la Alfa apretando ligeramente la mano de la Omega

                   

—Claro que si Alfa, me encantó demasiado.—Dijo Lisa sonriendo y mostrando su perfecta sonrisa

                   

—Está bien, por último iremos a comer un helado y luego te llevaré a casa.—Dijo Jennie sonriendo para Lili.

                   

—Está bien cariño, tú si sabes las cosas que me gustan.—Dijo Lisa apretando las mejillas de la Alfa.

                   

Tanto Lisa y Jennie soltaron una pequeña risita, ambas se amaban demasiado, ambas querían su futuro juntas.

                   

Lisa no era tonta, cada vez que se despistaba un poco lograba ver cómo la Alfa se acercaba lentamente y con precaución al cuello de esta, Lisa sabía que lo que quería Jennie.

                   

Jennie ya quería marcar a Lisa como suya, quería mostrarle a la sociedad que ella si podía conseguir una Omega, que su actitud y personalidad y gustos no tenían nada que ver en su vida amorosa.

                   

Lisa ya lo tenía planeado, así que solamente sonrió y echo su cuello a un lado. Jennie solo miraba a Lisa atentamente.

                   

—Hazlo Alfa, esto es lo que has estado queriendo hacer en todo el día, y yo también, yo también quiero sentir tú marca en mi cuello.—Dijo Lisa acariciando su cuello, tentando a Jennie.

                   

—P-pequeña, no quiero que te sientas obligada a esto.—Dijo Jennie haciendo un puchero. 

                   

—Nini, mi linda gatita, yo no me siento obligada a hacer esto, quiero tú marca, quiero mostrarle al mundo que yo, Lalisa Manobal, soy la Omega más orgullosa del mundo, teniendo la marca de Jennie Kim, la Alfa más adorable y tierna del mundo.—Dijo Lisa acariciando más y más su cuello.

                   

Jennie veía atenta la mano de Lisa subir y bajar con delicadeza por su cuello, lamió sus labios y se acercó lentamente al cuello de Lisa.

                   

—Mí amor, quiero disculparme si me dejó llevar por mis instintos más primitivos al poner mi marca en tú cuello, quiero ser gentil y delicada contigo, mí pequeña bolita de amor.—Dijo Jennie acercándose más a Lisa.

                   

Lisa sintió un escalofrío al sentir el aliento y la respiración de Jennie en su cuello, necesitaba la marca de esa hermosa Alfa en su cuello.

                   

—Alfa, no me importa en lo absoluto, ponga su marca en mí cuello y seré la Omega más feliz del mundo, el dolor no importará.—Dijo Lisa chocando contra la pared de un callejón

                   

Previamente Lisa había entrado a un callejón con su Alfa, una marca era algo importante, pero era mejor hacerla en privado, ya que a veces la Alfa podía ponerse un poco agresiva.

                   

—Alfa, déjele a todos los demás Alfas en claro quien es la que consiguió el corazón de esta Omega.—Dijo Lisa sonrojada.

                   

Y con eso, los ojos de Jennie se tornaron rojos y claro sus dientes en el cuello de la Omega, Lisa jadeo un poco por el hecho de que estaba siendo mordida, pero una mordida que valía la pena.

                   

Jennie se aferraba más y más al cuello de Lisa, Lisa no decía nada, Jennie estaba concentrada en poner su marca lo más notoria posible.

                   

Después de diez minutos, Jennie por fin se separó del cuello de Lisa, ahora pasaba lentamente su lengua por la marca de la Omega, limpiando todo rastro de sangre, a la par, daba pequeños besos para que la Omega dejara de sentir tanto dolor.

                   

—Eres mía, ahora eres de la Alfa Jennie Kim.—Dijo Jennie usando su voz de mando.

                   

—Soy tuya, gracias, gracias por darme tú marca y mostrarle al mundo que yo soy tú Omega.—Dijo Lisa volteando y tomando las mejillas de la Alfa entre sus manos.

                   

Lisa bajo la altura de la cabeza de Jennie hasta la suya, dónde comenzó a repartir pequeños y dulces besos en las mejillas, labios y nariz de Jennie.

                   

No solo hacia eso por el simple hecho de que amaba a la Alfa, también necesitaba demostrarle que era suya y que nadie iba a apartarla de su lado. Además necesitaba calmar a la Alfa.

                   

—Vamos cosita, hay que ir a casa, debes tranquilizarte un poco más.—Dijo Lisa dando un último beso en los labios de Jennie.

                   

—Está bien, mi Omega.—Dijo Jennie cerrando sus ojos y sintiendo las dulces feromonas de la Omega volar por el aire.                    

Ambas ya se tenían la una a la otra, aunque demostrarán que ellas ya tenían algo sin la necesidad de una marca, de todas formas Lisa la quería.

                   

Quería portar la marca de Jennie y presumirla, quería que todos los Alfas que intentaban algo con ella vieran que Lalisa Manobal ya tiene dueña.

                   

Y nada más ni nada menos que aquélla Alfa la cual todos decían que jamás conseguiría un Omega por su personalidad.

                   

Lisa vió como los ojos de Jennie volvían a su color natural, hermosos ojos color café que Lisa tanto amaba.

                   

—Ven Alfa, vámonos de acá.—Lisa tomo la mano de Jennie y salieron del callejón

                   

Ambas estaban sonrojadas y tomadas de la mano, ambas ya no querían seguir ocultando lo que tenían.

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