⌗ Sweet Alpha | Jenlisa

4

Lisa ya tenía construido su nido con la ropa de Jennie, se adentro en éste junto con una camisa de esta que le serviría para olfatear.

Lisa estaba siendo inundada por el dulce aroma de esa Alfa, la Alfa a la que tanto amaba, esa Alfa diferente a los demás.                       

Jennie era especial, demasiado, tanto que cautivo el corazón de la Omega, Lisa teniendo a tantos Alfas a sus pies prefirió darle la oportunidad a esa Alfa tierna.

Lisa amaba la personalidad de Jennie, mejor dicho, amaba cada centímetro de Kim Jennie, la única Alfa que tuvo la decencia de preguntarle si podía cortejearla.

Los demás Alfas solo llegaban y le ordenaban a Lisa que tenía que ser cortejeada por esos imprudentes Alfas. 

No, Lisa no era de esas Omegas que cedían ante cualquier Alfa imponente, Lisa tenía sus gustos. Y vaya que los encontró en Kim Jennie.

Una Alfa que amaba las mismas cosas que ella, que sería capaz de entenderla en todo, básicamente ambas tenían la misma mentalidad. 

Jennie respetaba a Lisa, como Lisa respetaba a Jennie, un amor recíproco, dónde ambas se daban amor y recibían amor a cambio.

Lisa lentamente cerró sus ojos, el aroma de Jennie lo hacía calmarse demasiado, era relajante y tranquilizador, no era como esos aromas fuertes que los Alfas suelen tener la mayor parte del tiempo.

Para Lisa, Jennie era la Alfa más perfecta que podía existir, educada, respetuosa, cariñosa y demás cualidades que Lalisa amaba.

La Omega cayó en un profundo sueño, el aroma de la Alfa la hizo sentir demasiado plena y pacífica, incluso logro calmar ese molesto ardor en su interior.

Cualquier Omega estuviera brincando sobre una polla o un consolador en su celo, Lisa simplemente quería el aroma de su Alfa cerca para poder calmar su dolor. 

Lisa ya estaba decidió, quería a Kim Jennie a su lado para el resto de su vida, quería formar su propia familia con ella, quería tener su boda con ella, quería ser de Jennie.

-------------------------------------

Jennie estaba en su casa totalmente desesperada, la misma pregunta rondaba en su cabeza, ¿Estaría bien su Omega, no se sentiría rechazada?

Jennie le daba demasiadas vueltas al asunto que ya no podía concentrarse en el dibujo que estaba haciendo.

Estaba preocupado por lo que su Omega pensará, Jennie jamás permitiría que Lisa se sintiera abandonada, eso jamás pasará.

—Mí pequeña Lili, ¿Cómo debes sentirte en este preciso momento?—Dijo Jennie cubriendo su frente con sus manos

Jennie estaba preocupada y estresada, nunca quería que Lisa se sintiera mal por su culpa, no iba a permitir que su Omega se alejara de ella.

Después de todo, esa Alfa y esa Omega estaban enamoradas y destinadas a estar juntas por el resto de sus vidas.

—Pequeña, perdóname, perdóname por no ser una buena Alfa para ti y dejarte sola en el momento en que más me necesitas.—Dijo Jennie viendo su fondo de pantalla de Lisa-

Jennie traía puesta su pijama de conejo rosa, la razón era simple, la ropa que tenía está mañana se la había dejado a Lisa.

Las demás prendas estaban lavadas, por lo que Jennie sabía que no habría demasiado aroma de ella impregnado en la ropa.

Por lo que la ropa que tenía está mañana si, estaba llena de su aroma, así que le dió esa ropa a Lisa.

Y quién diría que justamente esa era la camisa que Lisa tenía en estos momentos en sus manos, abrazando aquella prenda como si la Alfa estuviera ahí para ella.