⸙ 21 de Octubre ⸙

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AU. Mundo moderno. Adolescentes.

Son las dos de la mañana y están frente a la puerta de su hogar. Itachi atrapa a su novio hacia su cuerpo y se recarga en el umbral mientras el otro murmura sobre sus labios «tengo que irme. Papá va a matarme si ve la hora que es».

«No te vayas. Quédate», le susurra mientras pasa las manos hacia su nuca, jugueteando en el proceso con el cabello ondulado. «Hay un cuarto extra».

«Entonces tu papá va a matarme». Sonríe contra sus labios y vuelve a besarlos.

Han pasado seis meses de novios e Itachi aún no se lo ha dicho a sus padres. Aunque todos en la escuela ya lo saben.

«Eso no pasará si yo te defiendo. Diré que eres solo un amigo». Los cabellos de su nuca se erizan cuando siente una suave brisa golpearle la espalda. Las manos de Itachi servían como barrera para mantener el calor; su chamarra terminó sobre los otros hombros cuando salieron de la función de cine antes de la media noche.

«Es una mala idea», le dice mientras lo besa. Sabe que es tarde, pero él no se quiere ir de ahí. Como si su cuerpo actuara a parte de lo que piensa en su cabeza aprieta su agarre sobre la cintura entre sus brazos.

Los momentos sin Itachi son excesivamente largos y el tiempo a su lado se vuelve corto; por eso llevan casi dos horas despidiéndose. No quiere esperar otra semana para tenerlo así, tan cerca de su cuerpo.

«Te amo», murmura. «Pero no puedo quedarme».

Las palabras siempre fueron más fáciles para su novio pero Itachi no puede evitar empujar sus caderas al frente. Está en edad hormonal y el abrigo que les da la noche lo vuelve travieso.

«Quédate», le súplica con la mirada: pupilas dilatadas y brillo perverso. «Son casi las tres de la mañana, no hay transporte ya. Quédate».

Shisui no puede creerlo. Se niega a soltar a su novio por completo y la mano diestra busca su teléfono en el bolsillo de su pantalón, enciende la pantalla y da un vistazo rápido: 3:07 a.m. No hay ni un solo taxi a esa hora y tiene que ir hasta el otro lado de la ciudad.

«Dile a tus padres que me quedaré». Guarda el celular de regreso a su bolsillo y le sonríe. Itachi le devuelve el gesto y lo besa; lo invita a pasar cuando con una mano mueve la perilla de la puerta detrás suyo. «Tenías todo planeado, ¿Verdad?», le cuestiona y lo empuja hacia adentro cuando Itachi solo suelta una risita. Esa maldita comadreja iba dos pasos adelante.

Dentro del hogar Shisui siente que sus mejillas vuelven a cobrar vida, que su temperatura general se eleva y que la sangre le regresa a las manos, abandonando casi por completo su ingle. Está nervioso, conoce a Fugaku de vista y está seguro de que el señor se levantará de la cama para correrlo a patadas de la casa.

Ve a Itachi subir por las escaleras y se queda unos segundos de pie, procesando lo que acaba de pasar. Tiene que enviarle un mensaje a Kagami para avisarle el porqué de su ausencia.

«Volveré temprano. Estoy bien», textea y lo envía. A su padre realmente no le interesa saber con quién está, mientras le avise.

Itachi baja las escaleras tratando de ocultar su sonrisa. A diferencia de las otras traviesas que le daba afuera, esta es diferente. Y como no queriendo la cosa, le dice:

«Te quedarás en mi cuarto».

«¿Y la habitación de invitados?».

«Naruto. Sasuke invitó a su amigo a dormir».

Shisui sonríe después de su primer asombro. La comadreja iba tres pasos por delante.

«¿Dónde te quedarás tú?».

«¿No es obvio?», le dice mientras toma su mano y lo guía hacia arriba. «Dormiré con Sasuke». Y le sonríe.

La masculinidad de Shisui se sintió herida. La comadreja iba cuatro pasos por delante.




Son las últimas semanas de septiembre y las primeras oleadas de viento fresco se cuelan por su ventana abierta, indicando la inevitable llegada del otoño. Itachi se despierta producto del frío. No deben de ser más de las 8 a.m. de un sábado.

Su pareja se rehúsa a cerrar su única fuente de oxígeno –que de cualquier manera la ventana estaba de su lado, por lo que con su cuerpo cubre al friolento ser de Itachi–.

Con el cabello suelto y la mirada adormilada se levanta al baño y al regresar rebusca entre sus cosas una camisa de manga larga para abrigarse un poco más antes de volver a la cama compartida. Se envuelve entre los brazos de su prometido y nota como el rizado afianza su agarre en su cintura.

«No te levantes aún. Quédate en la cama conmigo», Itachi sonríe y extiende la cobija para cubrirlos a ambos.

«¿Recuerdas la primera vez que dormimos juntos?», le pregunta cuando siente que Shisui besa su nuca. «Fue por estas fechas, hace seis años».

«No voy a olvidarlo. Tus papás se dieron cuenta de que dormiste conmigo», le recrimina, nunca es demasiado temprano para andar de gruñón. «Aún no te perdono ni puedo ver a Sasuke a los ojos», bromea e Itachi se acerca más a su cuerpo –si es que eso es posible sin llegar a ser sexual–.

El calor los envuelve e Itachi cierra los ojos. Estar entre los brazos protectores de Shisui siempre le dio una sensación cálida y reconfortante que le permite relajarse.

No hay cabida a dudas de que lo ama, desde hace seis años.

En seis meses van a casarse.





❤️❤️❤️

Yo quería terminar este p2 al pie de la letra, pero el miércoles pasado me desperté pensado pvt@ vida y puse este proyecto en pausa 🤡

Además en Twitter nos dieron permiso de terminar esto hasta el 31, y yo así:

Además en Twitter nos dieron permiso de terminar esto hasta el 31, y yo así:

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Heeeey, pero me está gustando mucho esta versión medio cursi de Rei 🤭

Por si alguien no se ha dado cuenta, no sé escribir ni ser cursi, así que lo que puede ser romántico para mí, puede no serlo para ti. Pero oyeee, estos fanfics se tratan de estos dos, no de nosotros uwu.

🍂 ShiIta Fall Week 2021 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora