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—No pueden ¿Verdad? Ellos

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—No pueden ¿Verdad? Ellos... Ellos no pueden...

Mi voz se oía ronca, entrecortada y rasposa, me dolía de tanto haber llorado y quizás gritado por el teléfono. Estaba seguro que fueron más de veinte veces las que llamé al número de Clint, número con el cual me había comunicado con él esa misma mañana, antes de que todo el tormento comenzara; y mismo número que ahora me repetía una y otra vez el mismo mensaje.

Wanda se quedó incluso cuando ya no debía hacerlo, después de ayudarme a levantarme del suelo en el que caí rendido ante la voz repetitiva del teléfono, caminé hasta el sofá y me dejé caer en este. Luna se trepó por un costado, se sentó sobre mis piernas y apoyó su pequeña cabecita con rizos en mi pecho. Colocó su manito a la misma altura y frotó su rostro contra mi remera. No tenía idea de dónde ella había aprendido aquello, pero estaba feliz de que lo supiera, así sea por instinto propio, fue su suave y dulce aroma a bebé, a mi bebé, lo que hizo que no me consumiera en un estúpido ataque de pánico.

Después de que se durmió, la acosté y Wanda se fue, dejándome estable, citando sus palabras, volví a llamar a Clint al menos unas diez veces, todos los intentos fallaron. Traté de hacer lo mismo con Steve pero me decía que el usuario se encontraba fuera del área de servicio. Incluso pensé en llamar a mi madre, sentía que necesitaba a alguien diciéndome que todo iba a estar bien, alguien que calmara a mi asustado omega, que lo mantenga quieto y no siendo el causante de que mi corazón estuviera a poco de salirse de mi pecho.

Al final, terminé llamando a mi hermana, quien no dudó en responderme de inmediato. Ni siquiera me preguntaba porque la había dejado ir.

—Pietro... No lo sé —dijo, ella después de un largo silencio en el cual le había contado todo lo ocurrido —Si él lo ha consultado, quizás-

—¡Wanda! —reclamé, deteniendo sus suaves palabras. Ella intentaba que del modo que fuera, su confirmación no me enloquecer —¡Estamos hablando de Luna! Ethan... Él, él nunca iba a ser un buen padre para Luna, eso si es que me dejaba tenerlo siquiera.

—Lo sé, tú y yo sabemos eso —continuó —Pero la justicia no ¿Entiendes? Él es un alfa, quieras o no, sigue siendo tu alfa y es el padre de Luna, porque lo es... Tiene su sangre. Ethan puede explicar que le escondiste la existencia de su hija y te tomarán por un omega con algún desorden mental. Además ¡Huiste —me reclamó. Iba a contestar, cuando siguió. — ¡Claro que debías huir! ¡Pero eso el jodido mundo no lo entiende!

—Wanda —la detuve. Sentí como mi vista se humedecía de nuevo, Ella tenía razón, incluso Ethan tenía razón —No-No pue... Pueden quitarme —dije, sin darme cuenta que ya estaba sollozando de nuevo, encogiéndome en el rincón del sofá, con el celular en la mano —No pueden... Es mía, Luna es mía.

Ella me escuchó llorar en silencio, de vez en cuando, oía sus lejanos arrullos que no servían a través de una línea telefónica y sin embargo, tan triste como sonase, era lo único que tenía en ese momento, No Clint, no orgullo, no valor, nada... Solo el lamento de mi hermana mayor y el temor de perder lo único que evitaba que me suicidara.

The Perfect Omega┇HawksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora