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—¿Nervioso?

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—¿Nervioso?

Dejé de mover mi pierna cuando escuché su agradable voz, volteé a mirarlo y me encontré con esa sonrisa de lado con la que solía verse tan encantador. Liberé mi labio inferior de lo mucho que lo estaba mordiendo y suspiré, quizás empezaba a apestar a nervios más de lo que era consciente.

—Algo

—No voy a devorarte, Pietro

Detuvo el auto cuando un guardia observó su rostro, entonces este le permitió continuar después de que Clint le dijera que no se preocupara, que él guardaría su coche.

—Quiero, pero primero podemos cenar algo o hacer lo que desees.

Quiero que mi alfa me devore.

—Cenar algo suena genial —asentí.

Su auto se detuvo y entonces otra vez los nervios empezaron a apoderarse de mi. Me sentía extraño, estaba por entrar al penthouse de Clint, el mismo lugar donde había pasado eso hace pocas noches ¿Cómo iba a controlarme y no rogarle porque me haga suyo de nuevo?

Ser un omega decente, yo puedo, sí puedo.

—Además, quiero que la recepcionista te conozca, así puedes venir otro día a pedir tu tarjeta.

—¿Tarjeta?

—Sí, para que puedas ir directamente a mi penthouse, me encantaría traerte todo el tiempo, pero habrá días que la hora me jugará en contra y sería perfecto encontrarme a mi omega esperándome.

—¿Si?

Bueno, está bien, eso está bien. Clint no me está pidiendo que sea un omega como mi madre, él no quiere que me quede en casa y no trabaje, solo... Solo desea verme, eso es bueno, a mí me gusta verlo también así que todo está bien.

Respiré hondo, relajándome un poco.

—Pero... Darme la tarjeta ¿No es como darme las llaves de tu penthouse?

—Sí, no tengo problema, Steve también tiene una, aunque él la usará solo para emergencias, tú puedes venir cuando quieras, hasta con Luna, sería genial que la trajeras algún día.

Me relajé mucho más cuando escuché el nombre de mi pequeña, observé al alfa ante mis ojos y Clint me regalaba la sonrisa más sincera posible ¿Cómo negarme a algo así? Él estiró su mano y tomó mi barbilla acercándome lo suficiente para que libere mi cinturón y sus labios se rocen con los míos.

—¿Estás bien con eso, bebé?

—Uh... Ujum —asentí en un ligero movimiento, no quería separarme de ese delicado roce —Bésame ¿Si?

Él sonrió, mis mejillas se pusieron tan calientes antes de que sus labios atrapen los míos en un suave beso, sus caricias subieron hasta mis pómulos y entonces pasó su lengua por mi labio inferior. Aún recordaba tener la herida de la mordida que me dejó justo sobre ese lugar.

The Perfect Omega┇HawksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora